Criatura de la noche

Crítica de María A. Melchiori - Cine & Medios

La soledad de los malditos

Oskar (Kåre Hedebrant) no tiene una vida especialmente feliz. Es inteligente, aunque no lo suficiente para deshacerse del acoso de unos compañeros de clase particularmente agresivos. Sabe cómo entretenerse solo, pero no lo disfruta del todo. Así las cosas, una noche conoce a Eli (Lina Leandersson), que desde hace poco tiempo vive en un departamento cerca del suyo. En medio de la noche helada, Eli no parece tener frío ni sufrir desasosiego alguno. Sin embargo, rehúye las preguntas de Oskar y parece interesarse más en lo que él tiene para decirle. Entre los dos surgirá un vínculo extraño, destinado a trascender los conceptos de amistad, afecto y lealtad que Oskar creía conocer hasta ese momento.
Paralelamente, una serie de inquietantes crímenes conmocionan a la ciudad. Un psicópata parece haberse adueñado de las calles, rapiñando por las noches la sangre de desprevenidos transeúntes y dejando los cadáveres a su suerte. El barrio de Oskar es el vértice de esa conmoción que poco a poco va ganando a los vecinos y los acerca, sin saberlo, a la revelación inesperada: una criatura de la noche habita entre ellos.
Es inevitable caer en la comparación odiosa con el nuevo giro que se le ha dado últimamente al mito del vampiro (ya sobado, recauchutado y diluído, con su cúlmine en la mélange "Crepúsculo" y sucesivas), pero frente a una cinta de semejante calidad, la comparación es aceptable e incluso necesaria. Basada en un libro del propio Ajvide Lindqvist, éxito de ventas en todo el mundo, "Criatura de la noche" aborda el mito desde sus aristas más desdeñadas, quizá. Así, el vampiro se revela como un ser solitario y de bajo perfil, especie en peligro de extinción, con una moral imposible de encasillar e interacción social compleja, cuyos apetitos se exacerban o amortizan en pos del único imperativo que lo mantiene, por así decirlo, vivo: la sangre. La supervivencia a cualquier costo.
Por si el gancho argumental no fuera suficiente (la perspectiva del preadolescente acosado y la pérdida de la inocencia, si bien están suavizados respecto del libro), hay una excelencia técnica que excede lo audiovisual. Los climas y los escenarios de esta película son personajes adicionales en una trama que parece escatimar los clásicos sobresaltos, aunque ofrece estremecimientos mucho más genuinos. De esos que sacuden la psique más que electrizar el cerebro, vamos.
La única crítica que se le puede hacer a este filme increíble es que dura poco. Y que el ritmo narrativo no es para cualquier amante wannabe del cine de género.