Creed II: Defendiendo el legado

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

¡Épica! Épica absoluta a la hora de describir, pensar, analizar y, por, sobre todo, sentir Creed 2.
En 2015 Ryan Coogler nos sorprendió a todos con un spinoff que no sabíamos que necesitábamos, y que se sintió tan orgánico como maravilloso.
Rocky Balboa se encontraba una vez más en nuestras vidas, pero ahora en un segundo plano, como el entrenador del hijo del mismísimo Apollo Creed.
La película fue un 10 en todo sentido, aclamada por el público, la crítica y los premios.
La secuela era obvia e inevitable.
El guión esta vez vino del mismísimo Stallone, quien decidió hacer una secuela a “La pelea del Siglo”.
Cuando Rocky IV se estrenó en 1985 era casi el fin de la guerra fría y mucho del cine de Hollywood pasaba por ahí.
Balboa no fue la excepción, y con esa excusa nos presentó a Ivan Drago (Dolph Lundgren) quien mata a Apollo en una pelea de exhibición, lo que da lugar a toda la historia, y cimientos para lo que décadas más tarde sería Creed y la continuación que se estrena en este momento.
Es increíble como esta saga crece película a película. Aquí, incluso el personaje principal (Rocky) queda aún más en segundo plano, y los nuevos brillan.
El film es para todos, pero los fans van a delirar.
Pasa algo pocas veces visto: el espectador va deseando que sucedan cierto tipo de cosas/situaciones ni bien va avanzando la trama, y a los 10 minutos ocurre.
La película cumple y llena cada uno de los deseos y expectativas.
La historia es redonda, es lo que esperás y al mismo tiempo te sorprende.
La gran sorpresa es la familia Drago. Tanto padre como hijo son mucho más que una máquina de matar perfecta.
Tienen motivaciones muy claras y sentimientos muy profundos.
Un apellido en busca de redención, una historia que se quedó paralizada en 1985 cuando el mundo entero, pero por, sobre todo, su patria, fue testigo de su fracaso.
Así es como colisionan dos mundos, dos generaciones. Por el orgullo, por la venganza, por la identidad propia, y por la vida.
En esta oportunidad es Steven Caple Jr. quien se sienta en la silla de director, y el laburo que hace es formidable.
No solo en los climas que genera, sino también en las escenas de peleas. Si no son las mejores de toda la saga, le pega en el palo.
Michael B. Jordan está excepcional. Ya conocíamos la historia de Adonis, poro aquí el actor le agrega otra capa al personaje. Un poco más introspectiva, visceral, y también lo conocemos como padre.
Tessa Thompson llega a otro nivel con Bianca en esta oportunidad, por lo mismo que Adonis y por su crecimiento en la música.
¿Qué decir de Stallone? Su Rocky es leyenda viva del cine. Y aquí el personaje tiene una suerte de “arco de conclusión” muy bien llevado.
Tanto Dolph Lundgren como Florian Munteanu conforman una dupla genial, que traspasa lo físico.
Solo con algunos gestos, transmiten mucho.
El film está plagado de referencias a las entregas anteriores, algunas muy obvios y otras más sutiles. Eso hace que la alegría al encontrarlas sea más grande.
Con todo esto, junto con la adrenalina y muchas lágrimas, hacen que Creed sea de lo mejor que se pueda ver en el cine.
Es épica pura, para emocionarse y gritar.