Creed: corazón de campeón

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

Creed resulta un efectivo paso de antorcha que se apoya hábilmente en el legado de Rocky Balboa.

Campeones (de la vida)
Adonis Johnson nunca tuvo otra opción que pelear. Está en su sangre. La misma que su padre, Apollo Creed, campeón de los pesos pesados, derramó sobre el cuadrilátero en clásicos encuentros pugilísticos como sus dos peleas contra Rocky Balboa o aquel mortal combate contra Ivan Drago. Adonis es huérfano, nunca conoció a su padre y es fruto de una infidelidad. Los primeros años de su existencia los pasó en reformatorios y con diferentes familias adoptivas que lo devolvían a la primera señal de problemas. Pero todo cambia cuando aparece en su vida Mary Anne Creed, viuda de Apollo, quien se hace cargo del joven para darle todo lo que nunca tuvo hasta entonces. A pesar de llevar una vida de lujos y comodidades, con un trabajo estable en el que acaba de lograr un asenso, Adonis siente una atracción por el ring que lo hará dejar atrás todo lo que tiene, para dedicarse pura y exclusivamente al boxeo. Comenzar una carrera como profesional a su edad no es simple y una racha de frustraciones lo terminarán llevando a Filadelfia, hogar de Rocky Balboa, ex-campeón del mundo y mejor amigo de Apollo, quien luego de mucha insistencia acepta entrenarlo. Pero mientras juntos se preparan para el combate que pondrá a Adonis en el mapa del deporte, la vida le da otro duro golpe a Rocky y lo obligará volver a pelear, aunque esta vez ya fuera del ring.

Dos años tardó el director Ryan Coogler (Fruitvale Station) en convencer a Sylverster Stallone que Creed era una buena idea. Y teniendo el cuenta el buen recibimiento que tuvo la película por parte del público y la crítica, aparte de un posible primer Oscar para Stallone, el joven realizador premiado en el Festival de Sundance 2013 no estaba equivocado. Es curioso que Creed llegara a los cines casi al mismo tiempo que Star Wars: El Despertar de la Fuerza, ya que las dos películas tienen algunos puntos de comparación que, a pesar de ser absolutamente diferentes, las vuelve similares. Al igual que Episodio VII, Creed intenta (y logra ampliamente) ser una secuela, con paso de antorcha incluido, y un regreso a la raíces. Son varios los momentos en que sentimos que estamos viendo una remake de la primera entrega de Rocky mientras se reintroducen personajes clásicos a toda una nueva generación. Pero al mismo tiempo, Creed cuenta su propia historia. “Tu legado es más que un nombre” es la frase que, con diferentes variantes, escucharemos una y otra vez a lo largo del film. Creed continúa el legado de Rocky, heredando muchas de las cosas que la volvieron una de las sagas más queridas de todos los tiempos, pero hace mérito suficiente para abrir su propio camino y así dejar una marca imborrable.

En Creed todos los personajes luchan por o contra algo, desde la aceptación y legado de un nombre hasta imposibilidades física y enfermedades. Si bien Coogler tiene muy en claro el tema central de su film y rara vez se aparta de este, logra que por momentos la película divague en sub-tramas que quedan flotando. Como la sordera de Bianca (la novia de Adonis), o la enfermedad de Rocky, que por momentos amaga al golpe bajo y que en definitiva no se siente más que como una excusa de Coogler para seguir poniendo piedras en el camino de Balboa, ya que la muerte de su esposa, su cuñado y su mejor amigo, o el hecho de haber quedado solo y casi en la ruina, no parecen ser suficientes.

Aunque lo que pierde por un lado, Coogler lo gana por otro. Demostrando buen ojo a la hora de posicionar la cámara y logrando momentos de verdadera destreza cinematográfica, como sucede con el impecable plano secuencia de la primera pelea de Adonis como profesional, que la convierte fácilmente en una de las secuencias de boxeo más emocionantes de toda la saga. Lo mismo sucede con su vigorosa banda sonora a cargo de Ludwig Göransson, que tenía la difícil tarea de por lo menos estar a la altura del mítico Gonna Fly Now de Bill Conti, y aunque probablemente no vaya a quedar en la historia como aquella inmortal melodía, hace un buen trabajo a la hora de adaptarla a los tiempos que corren.

Pero sin dudas son las buenas labores de Michael B. Jordan y Sylvester Stallone de lo que todos estarán hablando cuando finalice la película. Si bien en esta oportunidad Rocky se vuelve un personaje secundario, el camino del personaje da una suerte de cierre a lo visto en las seis entregas anteriores. Si este es el retiro definitivo del Semental Italiano de la pantalla grande, Stallone no podría haber contado con una mejor oportunidad despedirse de él.

Conclusión
Con Creed, el legado de Rocky Balboa queda en buenas manos. Coogler logra llevar la saga en una nueva dirección, pero manteniéndose fiel y sin traicionar sus orígenes. Las poderosas interpretaciones de Michael B. Jordan y en especial de Sylvester Stallone son de lo más destacado que tiene para ofrecer la película, que si bien por momentos nos da algún que otro golpe debajo del cinturón la mayoría van directo a la mandíbula. La victoria no será por knock out, pero en las tarjetas Creed tiene todas las de ganar.