Cracks de Nácar

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Inusual y sorprendente en su semblanza, Cracks de nácar se ocupa de una suerte de deporte de salón prácticamente desconocido pero que quizás en la infancia de muchos estuvo presente inadvertidamente. Nos referimos a la singular habilidad de apelar de botones de costura para simular en una mesa de vidrio un partido de fútbol, en este caso hecho y derecho y con todas sus reglas casi intactas. El aún reconocido para el público Rómulo Berruti, fundamentalmente por Función privada, aquel inolvidable ciclo de cine que conducía junto a Carlos Morelli, y Alfredo Serra, periodista, entrevistador y editorialista de gran trayectoria profesional, llevan adelante desde la adolescencia la práctica del Fútbol de botones, un hobby convertido con el tiempo en una actividad obligatoria, en un absoluto ritual. Un juego tan absurdo como fascinante que no sólo es la pasión de dos colegas y amigos entrañables, sino que tiene fervientes cultores en otras partes del mundo, como en España y Brasil. Precisamente de este último país arriba una pareja de jugadores para enfrentarse a la dupla argentina, en un duelo imperdible. Este es el punto culminante de un film sencillo pero atrapante, que no sólo indaga en las insólitas peculiaridades de esa disciplina sino que se enriquece –con buenos recursos expresivos de los cineastas Casabé y Dieleke- con las historias, anécdotas personales e imágenes de otros tiempos de estos dos histriónicos representantes de un periodismo de raza en extinción.