Cosmopolis

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Caprichos de un niño rico

Después de ver la película del canadiense David Cronenberg cabe preguntarse ¿dónde quedó aquel cineasta que entregó títulos tan interesantes para la pantalla grande?.

Desde La mosca, La zona muerta y Cuerpos invadidos hasta Una historia violenta o Promesas del Este, entre tantas otras, el realizador se movió entre el terror, la violencia y lo paranormal en productos que daban en el blanco. No es el caso de Cosmópolis.

"Quiero atravesar la ciudad para cortarme el pelo" asegura Eric Packer (Robert Pattison, quien este mes también aparece en Bel Ami y Amanecer, Parte 2), un multimillonario cuyos caprichos son cumplidos al pie de la letra y se muestra obsesivo con continuos chequeos médicos.

La película, tediosa y confusa, narra su viaje a través de una ciudad convulsionada por la visita del Presidente de la Nación: Manhattan está con el tráfico colapsado. En este día del 2000, Eric está a punto de perder todo porque que invirtió su dinero (y el de los accionistas que confiaron en él) en una operación arriesgada contra el yen japonés que sube enloquecidamente.

La mayoría de las acciones transcurren dentro de la limousina, donde desfilan un empleado de informática; mujeres (Juliette Binoche y Samantha Morton); agentes de seguridad, y se asoman además militantes que usan ratas como elementos de protesta. La "seguridad" de su mundo parece derrumbarse. Una mirada crítica al Capitalismo de hoy pero con un tratamiento nada interesante.

El film acumula estallidos de violencia (el ataque a un líder político en medio de un programa de televisión), algunas muertes, extensos diálogos que no se sabe bien a dónde conducen y un enfrentamiento final con Paul Giamatti. Con este esquema, Cronenberg entrega una película que si intenta explorar nuevos rumbos, sólo consigue bostezos en su lenta marcha hacia la nada.