Corsario. Un Poema de Perrone

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

Hacía un buen tiempo que no se sabía nada de Raúl Perrone por fuera del circuito de festivales especializados. Pero el realizador de Labios de churrasco, La mecha y 5 pal' Peso vuelve al ruedo en plena pandemia con Corsario, un nuevo eslabón de su larga cadena de películas centradas en la experimentación formal y narrativa que inició con P3ND3J05. Luego de un fallido lanzamiento en salas antes de la cuarentena, Corsario llega ahora directamente a la plataforma de streaming Cine Ar Play

Como en aquella monumental película de 2013, Perrone vuelve a focalizar su atención en los jóvenes de su lugar en el mundo, Ituzaingó, donde imagina a un director de cine abiertamente inspirado en Pier Paolo Pasolini encabezando un casting para un próximo proyecto. Uno a uno irán pasando chicos y chicas para leer un poema del escritor y director Dylan Thomas, todo ante la atenta mirada de un realizador ficticio que, finalmente, termina saliendo a las calles para observar por sí mismo la juventud mientras en off se escuchan los versos de poemas que tranquilamente podrían pertenecer a su pluma.

Perrone elige filmar con una cámara estenopeica –es decir, sin lente ni foco– realizada especialmente para la ocasión, dando como resultado una imagen granulada y fantasmal. Se trata de una búsqueda acorde a la última década de su prolífica carrera, dedicada casi íntegramente a abordar el carácter espectral del cine y de las criaturas que lo pueblan. Y al igual que gran parte de estas películas, el núcleo más interesante pasa justamente por el carácter libertario de una propuesta tan inclasificable como su director.