Corazón de león

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Lo bueno si breve...

En general todos nos creemos muy abiertos de mente, tolerantes, que sabemos valorar a las personas por lo que son, no por su apariencia. Pero si bien lo pensamos, no siempre es fácil ponerlo en práctica; nos quedamos más tranquilos cuando somos iguales al resto, cuando no sobresalimos ni tenemos nada diferente, eso nos hace sentirnos más seguros.
La película cuenta la historia de Ivana (Julieta Díaz), una abogada exitosa, linda, alta, morocha, y siempre impecable, que por esas casualidades de la vida conoce a León (Guillermo Francella) a través de una charla telefónica y queda encantada con él. Pero el encanto dura poco, hasta que se conocen personalmente, y descubre que León mide tan solo un metro y treinta y cinco centímetros. Perseverante como pocos, León logra conseguir una segunda cita, y otra, y otra, hasta que de a poco comienzan una relación.
En papeles, es el hombre perfecto; inteligente, profesionalmente exitoso, con mucha plata, generoso, y un tipo que sabe contenerla y cuidarla como nadie. Pero a pesar de todo eso, Ivana duda todo el tiempo, pone distancia, porque si bien puertas adentro todo es maravilloso, en la calle tiene que enfrentar miradas, burlas, comentarios, y la bronca de que las cosas no puedan ser perfectas, tan solo por cuarenta centímetros.
Si bien la historia esta planteada en tono de comedia romántica, y no como un drama sobre las diferencias o la discriminación, tiene momentos bastante duros, y no podemos dejar de pensar mientras la vemos qué haríamos si estuviéramos en esa situación, o de recordar esas cosas de las que nos reímos bajito, porque sabemos que queda mal.
Ambos actores se lucen tanto en las escenas graciosas como en las dramáticas, Julieta Díaz esta impecable, transmitiendo miedos y emociones contenidas que la desbordan. Guillermo Francella, por suerte, se muestra bastante alejado de las morisquetas y los gestos exagerados; puede demostrar lo que sufre por dentro un tipo al que todo parece costarle el doble que a los demás, que tiene que ser fuerte cada día para no perecer bajo burlas o miradas molestas, y que logró con esfuerzo suplir la falta de altura con inteligencia, talento y otras cuantas cualidades. En los roles secundarios Jorgelina Aruzzi se luce, como una secretaria entrometida y chismosa que dice todo lo que piensa, y sus diálogos son algunos de los puntos altos de la película.
Planteada como una comedia, la película logra un buen equilibrio entre los momentos graciosos y los mas difíciles, como para que podamos reflexionar sobre situaciones complicadas, y a los 10 minutos estar riéndonos de nuevo. Pese a que el relato es bastante dinámico, el guión decae hacia el final, y la historia pierde un poco de tensión, probablemente por estar demasiado centrada en las dudas y los deseos de los personajes y no tanto en las reflexiones que la situación puede generar. Sumado a eso, la estética y la música, demasiado similares a las de una buena publicidad, le aportan a la historia un tinte algo superficial, con algunas imágenes que parecen salidas de un catalogo de viajes.
Sobre un tema complicado, con algún que otro golpe bajito, la película deja un mensaje positivo, de alguien que a fuerza de voluntad a podido superar lo que -según se mire- le falta, y sobre eso construyeron una comedia romántica sólida, con muy buenas actuaciones.