Contactos de cuarto tipo

Crítica de Paola Simeoni - ¡Esto es un bingo!

Yo tengo fe

Fui a ver Contactos del cuarto tipo y le creo. Estoy convencida de que esta película respalda una seria denuncia. Piensen un poco: una estrella como Milla Jovovich no prestaría su nombre y su imagen para plantarse frente a la cámara y tirar tan espeluznante información al planeta si esto no fuera cierto. Le creo que existen los extraterrestres y que de vez en cuando se les da por secuestrar a uno que otro humano, sobre todo si es norteamericano. Parece que esta nacionalidad les tira, siempre andan buscando invadirlos, destruir sus ciudades o dialogar con sus presidentes. Me parecieron muy coherentes las estadísticas presentadas en la película: once millones de desaparecidos producto de las andanzas alienígenas. En el lugar donde tengan depositados a sus rehenes ya juntaron un número similar al de los habitantes de Paraguay y Uruguay juntos. Quedé preocupada porque tanta gente sojuzgada y tan lejos de casa, se va a volver muy violenta. Este es un dato alarmante a tener en cuenta si alguna vez podemos ir a visitarlos, o si a ellos se les ocurre volver.

También tengo fe en la veracidad de los registros documentales que muestra la película. La Dra. Abigail Tyler (protagonista de estos terribles hechos reales que se narran) no podría ser tan poco convincente si hubiesen buscado una actriz desconocida para fraguar la simulación. Menos aún resultar tan poco espeluznantes sus pacientes poseídos. Esa pobre mujer, tan flaca y despeinada ella, solamente puede exhibir tamaña inexpresividad en caso de estar imbuida en sus desgarradores recuerdos y no en el relato de la historia. Sin duda la realidad es menos verosímil que la ficción, porque no actúa con la necesidad de resultar creíble, simplemente es porque es.

Otro tanto me pasa con las imágenes de la película. Esas pantallas partidas en dos, tres, cuatro hechos simultáneos no pueden deberse a una sobredosis de consumo de la serie 24 por parte del director Olatunde Osunsanmi. El estilo acá lo marca la necesidad de demostrar que las recreaciones ficcionales son fieles a lo que realmente pasó, como así lo confirman las precarias filmaciones que vemos al unísono. Por eso, todas las escenas que no son réplicas de las verdaderas son tan irrelevantes y de bajo costo. Los paneos por las montañas de Alaska y esos cielos que se abren al amanecer sacados de un protector de pantalla de Windows son meros nexos para unir lo que importa: la cruda realidad de los acontecimientos narrados. Y hablando de precariedad, esta también es una prueba fehaciente de veracidad. Solamente la desgracia y los terribles poderes paranormales de los invasores extraterrestres podrían hacer fallar los videos en momentos tan definitivos como la llegada de las naves espaciales o la posesión más cruda de las víctimas terrestres. No la poca inventiva e inversión en efectos especiales; eso sería muy bajo, casi una estafa.

Yo vi Contacto del cuarto tipo y elijo creer en sus denuncias porque, en caso contrario, habría perdido el tiempo. Los que la miren desconfiados se van a encontrar con una historia precaria, con música incidental mal insertada, recursos estilísticos propios del cine de ciencia ficción clase Z que ni siquiera resultan cómicos y una película que se cuelga del éxito de Actividad Paranormal para sacarle las últimas gotas a una vaca a la que ya se le acabó la leche. Pobres de ellos que no saben que lo desconocido habita entre nosotros y el cine tiene la obligación de mostrarlo. Por suerte a mí no me pasó, porque yo, señores, tengo fe.