Construcciones

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Luego de su corto Merodeo, el joven director cordobés Fernando Martín Restelli debutó en el largometraje con este documental que se centra en la relación entre Pedro, un hombre que se gana la vida como guardia nocturno de edificios en construcción, y su pequeño hijo Juan Pablo, un torrente de dulzura y al mismo tiempo un terremoto de energía incontrolable. El resultado es una mirada íntima, pura, cristalina, noble y respetuosa sobre las vivencias de este padre soltero, el niño y otros dos queribles personajes (Jesica y Lucas) que conforman como pueden una suerte de familia ensamblada en condiciones muy humildes.

En los primeros minutos de la película -rodada con perseverancia durante un largo período de tres años- hay una escena muy hermosa en la que Pedro regresa a la zona de La Calera luego de su agotadora jornada laboral y se encuentra con su hijo jugando a la pelota. El chico quiere armar un partido, pero el papá está cansado y prefiere ir a la casa a bañarlo y cocinar. El pibe patea el balón y el camarógrafo le devuelve el pase. Esa "intervención", esa ruptura de las convenciones del documental más clásico, demuestra la sensibilidad particular de un director que elige alejarse de los dogmas. Construcciones está narrada con anécdotas mínimas, situaciones en apariencia poco trascendentes, pero en las relaciones, en las charlas informales, en la cotidianeidad de estos personajes aparecen cuestiones acuciantes como la precariedad económica y la emergencia habitacional. Cine con conciencia social, sí, pero sin subrayados ni bajadas de línea.