Conjuros del más allá

Crítica de Pablo Sebastián Pons - Proyector Fantasma

LAS PUERTAS DE LO CONOCIDO

Sin intentar aleccionar a nadie, principalmente por incapacidad de quién escribe, se puede acordar que la teoría paradigmática del cine advierte que su historia se divide en tres grandes etapas: la clásica, en la que se establecieron las bases generales del séptimo arte; la moderna, tiempos de reformulación de los elementos clásicos e introducción de mejoras técnicas e innovaciones narrativas; y por último, el posmodernismo, etapa que estamos transitando y que representa la experimentación hacia nuevos elementos.

La dicotomía ya no de la tribuna cinéfila, sino de toda aquella aréa que implique creatividad consiste en identificar la delgada línea entre homenaje y copia. ¿En otras palabras, el cine contemporáneo aggiorna estructuras clásicas por falta de ideas? Quien escribe cree que ya sabemos la respuesta. Conjuros del más Allá no es ajena a esto.

Con guión propio, Jeremy Gillespie (Father’s Day) y Steven Kostanski (segmento W is for Wish de ABCs of Death) confluyen elementos mayormente de los ’80 y los ’90 en esta historia de terror sobrenatural, mono-locacional, y con insinuaciones al slasher.

En lo que parecía una noche tranquila, el policía Daniel Carter (Aaron Poole) encuentra un hombre herido (Evan Stern) a la vera de la ruta que estaba patrullando. Al encontrar los hospitales cercanos no disponibles, lo termina alojando en uno local mas alejado. La aparición de figuras encapuchadas en el exterior del nosocomio desatará una escalada de hechos horroríficos que desembocarán en la aparición de una puerta al infierno, con todas las respectivas implicancias bien presentes.

Con claras referencias a La Cosa (John Carpenter, 1982) y Hellraiser (Clive Barker, 1987), Conjuros del más Allá contiene una atmosfera opresiva -el encierro en el hospital-, amenazas externas e internas, tanto humanas como sobrenaturales, y el uso coherente del efecto especial práctico y el CGI, y esto le da como resultado una película que cumple con sus intenciones.

Sin embargo, raramente a lo largo de sus noventa minutos de duración se despega de sus referentes y tampoco introduce elementos novedosos ya sea desde lo técnico, narrativo, o la combinación de ambas. Aunque esto no es algo contraproducente en sí, ya que el uso y remezcla de elementos se hace con naturalidad y fluidez efectiva, pero sí la sepulta en un terreno peor que el de una pelicula fallida (que no lo es); el de la intrascendencia.

A partir de todo lo anterior es que la pregunta se hace inevitable y no tiene que ver con la consistencia de la película, sino ¿es Conjuros del más Allá otro collage de elementos ya visitados?

La peor respuesta es que la anterior sea una pregunta retórica.