Conexión Marsella

Crítica de Laura Osti - El Litoral

Un duelo de cerebros

La French, título original del film de Cédric Jiménez, pone la lupa sobre una red de bandas de narcotraficantes que operó en Francia durante varias décadas del siglo pasado y que se dedicaba a comercializar heroína, proveniente de Turquía y otras regiones de Medio Oriente. Vendía la droga a países europeos y fundamentalmente, la exportaba a Estados Unidos, su principal cliente.
Ya la película “Contacto en Francia” (William Friedkin,1971) y su secuela “Contacto en Francia II” (John Frankenheimer,1975) tuvieron a esta famosa red como tema, pero en aquellos casos, los guiones se basan en ficciones inspiradas en las actividades del grupo mafioso y los hechos narrados transcurren principalmente en los Estados Unidos.
En cambio, Jiménez opta por una representación dramática de hechos reales que ocurrieron en Marsella y que tuvieron como protagonistas a dos personajes contrapuestos, el juez Pierre Michel (Jean Dujardin), quien se encargó de investigar y perseguir a la organización, fundamentalmente durante la década de los ‘70, y el capo que dirigía todos los negocios en esa ciudad francesa, Gaëtan “Tany” Zampa (Gilles Lellouch).
El estilo elegido para la narración pretende ser una especie de aggiornamento del policial negro que hizo furor entre mediados del siglo pasado y la década de los ‘80. La recreación de época es impecable y el ritmo narrativo también. Si bien sigue las normas clásicas, a diferencia del género original, busca minimizar las escenas de violencia y se concentra principalmente en una suerte de contrapunto entre los dos personajes protagónicos, como un duelo entre ego y alter ego.
Alternativamente, va mostrando a uno y otro desempeñándose en su oficio y en su vida familiar. Ambos son aproximadamente de la misma edad y hasta se parecen físonómicamente.
Lo que propone Jiménez es un retrato del perfil psicológico y temperamental de cada uno, poniendo de relieve varios aspectos en los que hay una gran semejanza entre ellos: físicamente, los muestra muy parecidos; pero también se parecen en el carácter obsesivo, riguroso, moralista y sujeto a códigos estrictos. Ambos son muy metódicos y organizados, son también sensibles y defienden su trabajo con uñas y dientes.
Ellos están en veredas opuestas y enfrentados de manera inconciliable, ya que Tany no puede corromper a Michel, como hace con otros jueces y policías, porque el magistrado es inflexible en ese aspecto. De modo que se plantea un duelo de cerebros entre ellos, ya que ambos deben manejarse con suma sagacidad e inteligencia, y medir cada uno de sus pasos, sabiendo que se vigilan mutuamente y no se pierden pisada.
Es así que entre zancadillas, emboscadas y engaños, el juez Michel consigue debilitar un tanto a Zampa fogoneando una interna dentro de la propia banda y así, no sin altibajos e intentos de abandono, finalmente, al cabo de un tiempo, la organización es desbaratada, con la colaboración de la DEA, desde Estados Unidos.
La historia no tiene un final feliz para ninguno de los dos protagonistas, por lo que la película deja un sabor un tanto amargo, ya que ambos personajes son retratados con fortalezas y debilidades muy humanas y despiertan cierta simpatía en el espectador.
La French es un film inteligente y entretenido, con el valor agregado de ser muy atractivo visualmente. La única desventaja que en general se le observa, de parte de la crítica, es que pareciera querer remedar a dos vacas sagradas dentro de la cinefilia: el oscarizado éxito del mítico film “Contacto en Francia” y el policial negro de mediados del siglo pasado. Algo así como querer jugar en primera con los suplentes de la B.
Si se dejan a un lado esos pruritos, la película se sostiene a sí misma y se disfruta por sus propios méritos.