Conexión Marsella

Crítica de Hernán Khatchadourian - Diario Popular

Un policial de los de antes

Una nueva incursión en la historia de estas mafias de narcotraficantes franceses, en esta ocasión vista desde el punto de vista local.

Hace ya 45 años (toda una vida) la llamada French Connection se hizo conocida en todo el mundo merced al recordado filme Contacto en Francia que dirigió William Friedkin y protagonizaron Gene Hackman y Fernando Rey, que se llevó nada menos que 4 premios Oscar.
En aquella ocasión, la película echó luz sobre una problemática que llevaba instalada en Francia varias décadas: las varias bandas de narcotraficantes que recibían desde oriente la morfina base que luego utilizaban para fabricar heroína de gran pureza que luego distribuían no sólo en el resto de Europa sino también en los Estados Unidos.
Y si bien Contacto en Francia (y su secuela de 1975 dirigida por John Frankenheimer) transcurría en gran parte en los Estados Unidos, este filme de Cédric Jimenez analiza el caso desde el punto de vista local y hace foco en la lucha del juez Pierre Michel (un intachable Jean Dujardin) para acabar con la banda liderado por el napolitano Gaetan "Tany" Zampa (Gilles Lellouche) que operaba principalmente en Marsella.
Prestos a analizarla, la película –de 135 minutos- presenta una estructura del policial clásico de los años ´70,con protagonistas que no le temen a nada con tal de cumplir con sus objetivos y una narración en la que no predomina la acción como vienen haciendo el cine galo en la última décadas y media , sino el relato.

De esta manera, Conexión Marsella se convierte en uno de esos filmes que merecen la pena ser vistos, aunque más no sea por la historia o por la nostalgia de reencontrarse con este tipo de cine.
Las actuaciones de todo el elenco son más que meritorias, destacándose los dos protagonistas a los que el director coloca todo el tiempo como la contracara el uno del otro, mimetizándolos hasta el punto de retratarlos muy parecidos en el filme (ambos utilizan un peinado y vestimentas muy similares, por ejemplo) para resaltar esta contradicción.
El otro gran mérito de Jimenez es haber logrado hacer retrocedes arquitectónicamente a la ciudad de Marsella unos cuarenta años en el pasado, cuando se la veía como una pequeña ciudad costera en la que se ocultaban los sujetos más peligrosos de Europa, así como la reconstrucción de lugares como la disco Krypton.
La música también juega un papel preponderante en un filme que se perfila tranquilamente como un gran homenaje al cine policial de los años ´70 y no decepciona en ningún momento de su extensa duración.