Con derecho a roce

Crítica de Walter Monzón - Cinergia

Amor y mentiras

Con derecho a roce (Playing It Cool) es la ópera prima del director Justin Reardon, quien junto a los también poco experimentados Paul Vicknair y Chris Shafer como guionistas, lograron una comedia romántica pretenciosa que peca de inconsistente y que queda a medio camino entre una moraleja y una simple historia de amor.
Tanto Vicknair como Shafer habían trabajado anteriormente en Before We Go (2014), la que sería su primera incursión como guionistas en Hollywood, y mostrarían cierto talento para las comedias románticas no tan tradicionales.
Si bien varios de los factores de Before We Go se repiten esta vez, como los guionistas y el papel principal a cargo de Chris Evans (Captain America: The Winter Soldier, The Losers), el carácter de la historia se torna un tanto complicado de digerir una vez inmersos en ella, ya que los guionistas acuden a conceptos más metafóricos y teatrales de los que el público a quien está dirigido este estilo de películas está acostumbrado a adoptar.
En el apartado actoral tanto el protagonista Chris Evans como su contraparte femenina Michelle Monaghan (Gone Baby Gone, Mission: Impossible III) cumplen roles un tanto distanciados y hasta se podría decir despreocupados, lo cual deja en claro que una mejor elección del casting, sobre todo en el apartado femenino, podría haberle dado valor extra al resultado final.
Con derecho a rose es una gran reunión de talentos nuevos y en plena adecuación al medio, y es para el director Justin Reardon un comienzo un tanto tibio, tal vez por haber pretendido más de lo que debía con un guion complicado de adaptar y llevar a cabo.

Aun con sus altibajos la película rinde cierto grado de entretenimiento y complementa ciertos factores esenciales de una comedia romántica para dar con un resultado aceptable que los/las amantes de este género apreciaran.