Con derecho a roce

Crítica de Patricia Relats - El Espectador Avezado

Sin miedo a sonar como una fan, debo admitir que hace mucho tiempo pienso que Chris Evans se merecía una chance de mostrar sus dotes de galán no sólo por lo que la naturaleza le ha dado, sino también porque tiene un carisma muy difícil de encontrar. Ya lo hemos visto como el héroe fuera de su tiempo, como el side kick kamizake y divertido en “The Loosers” y como el chico de puro músculo y poco cerebro en “Celular”. Era cuestión de tiempo que alguien se fijara que también podía usar todo ese encanto para dar vida a uno de los personajes menos queribles, pero que en sus manos es la bomba.
Playing it cool es la historia de un guionista que tiene que escribir una comedia romántica pero no cree en el amor ni ha tenido una relación duradera con nadie porque se considera incapacitado para querer. Para poder escribir, de hecho, se apropia de las historias de otros y se ve a sí mismo como el protagonista pero con un costado cínico (que lo personifican de una forma irresistible para cualquier cinéfilo). Todo esto cambia, claro, cuando conoce a una chica que no está disponible pero que no puede evitar sentirse atraído.
Como es una película que ironiza a los clichés, el director Justin Reardon en su primer largometraje toma las riendas y se apropia de todos sin ningún tipo de problemas y los va a hacer funcionar. Con el sentido del humor que merece y todos los recursos estéticos que se imaginen, pasaremos de la animación, de la estética de época combinada con elementos mágicos, por el cambio de coloración de un personaje y un uso inmejorable de la música que hacen de esta comedia menor, una excelente opción.
El guión, con toda la simpleza y la comicidad que piden sus autores Paul Vicknair (27 bodas) y Chris Shafer quienes también hicieron el libro de “Before we go” la cual también se estrenará este año con Chris Evans y que lo tiene a él como director, habla de la química con el talento y de un papel a medida. Lo que más me gusta de esto es que no pierde el romanticismo pero son historias chiquitas, cercanas, con los elementos que necesitamos como la banda de amigos descastados de él, la inexistencia de entorno para ella (que sólo vino al mundo para enloquecerlo a él), un pasado trágico que los une y hermosas ciudades para terminar de cerrar el trato perfecto.
Es de esas películas que no van a pasar a la historia, pero que cada vez que las enganches en cable o el día que lleguen a Netflix, sí o sí tendrá tu tiempo.