Con derecho a roce

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Para quien quiera creer en el amor

Con un elenco de estrellas, otra historia sobre los descreídos que terminan flechados por Cupido.

En enero de 2011, Natalie Portman y Ashton Kutcher estrenaron Amigos con derecho (No strings attached), de Ivan Reitman; mientras que Mila Kunis y Justin Timberlake hicieron lo propio pocos meses después en Amigos con beneficios (Friends with Benefits), de Will Gluck.

Fueron dos versiones de la misma historia -una mujer y un hombre, amigos de antaño o eventuales-, que terminan enamorándose a pesar de las circunstancias personales, históricas y/o psicológicas que, en teoría, impedían una relación sentimental.

Sobre bases similares, Con derecho a roce, que se estrenó el año pasado y recién ahora llega nuestros cines, pone a Michelle Monaghan y Chris Evans dirigidos por el debutante Justin Reardon, una película para románticos incurables, porque no tiene mucho nuevo que aportar.

Ella está en pareja. No se la ve enamorada, ni siquiera, divertida con su pareja, aunque está convencida de la conveniencia de la estabilidad de la relación, mientras despunta su espíritu "aventurero" con sus amistades.

Él pasa y sigue de largo de todo compromiso. Traumas de infancia que le impiden concretar un vínculo sentimental y está seguro de que 99 de 100 parejas fallan.

Pero este muchacho, guionista de cine, tiene por delante el desafío de escribir una comedia romántica. En el camino, se cruza con ella, y allí van, replanteándose amor y amistad y haciendo cómplice a amigos -casi todos intérpretes de superhéroes de Marvel- y espectadores.