Cómplices

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Cuando el amor tiene precio

Buena parte del interés que despierta la película está en el magnetismo que transmiten las parejas protagónicas, los jóvenes Nina Meurisse y Cyril Descours, en los papeles de los amantes Rebecca y Vincent y la siempre atrapante Emmanuelle Devos y Gilbert Melki, como los policías a cargo del caso.

Uno de los aspectos interesantes de este policial suizo-francés, es que no se detiene en mostrar intrigas vanas, que despisten al público. Sigue los pasos de una mujer y un hombre policías, que investigan la muerte de un joven taxi-boy, que se dedica a tener sexo con hombres de dinero y casados.

¿Cómo ocurrió?, ¿con quién se relacionó el chico?, ¿por qué su novia aparece implicada? Estas son preguntas que se van a ir respondiendo de a poco a lo largo de esta historia tan actual, porque habla de la banalidad de las relaciones, de la imposibilidad de construir una relación y de la pulsión del deseo.

BELLEZA AMBIGUA

El protagonista es un muchacho joven, delgado, de una belleza ambigua que tiene un amigo "bisexual" como él, que le consigue clientes. Pero luego el muchacho la hace más fácil. Pone un aviso en una página ofreciendo sus servicios y haciéndose pasar por menor.

Vincent Bouvier (Cyril Descours) conoce el negocio. Sabe que si el cliente le pide ir a comer o tomar una copa después, a eso no se presta. Lo suyo es sólo sexo "mecánico", por dinero.

Claro que un día mientras atiende sus mensajes en un cibercafé cruza miradas y una sonrisa con Rebecca (Nina Meurisse). Luego viene un breve diálogo y el intercambio de teléfonos. El luego de estar con un cliente la llama, se encuentran en la casa rodante en la que el muchacho vive, y poco a poco se enamoran. Más tarde Vincent le confesará a su novia su verdadera profesión. Ella primero se enoja y luego le pide atender juntos, en pareja, a los clientes.

UN DESCUIDO

El accede a los pedidos de lu chica, pero la protege. No obstante un descuido y una prueba de chantaje a un cliente por parte de él para obtener dinero rápido, termina en un hecho dramático imprevisible.

Simultáneamente a esa pareja de jóvenes, otra pareja, más cercana a los cuarenta y pico se encarga de investigar lo que sucedió. Lo paradójico es que, Karine Mangin (Emmanuelle Devos) y Hervé Cagún (Gilbert Melki) los policías, se entusiasman con el caso y a medida que avanza, van descubriendo en lo sucedido, en las pistas que pueden llevarlos a descubrir el caso, circunstancias que se parecen a lo que a ellos mismos les ocurrió años atrás.

La "opera prima" del suizo Frédéric Mermoud, consigue un filme muy atractivo, que maneja el suspenso desde un costado intimista, sin efectos, ni peleas, ni tiroteos, ni mayores escenas de acción, pero sí con la precisión de un muy buen policial negro.

Además buena parte del interés que despierta la película está en el magnetismo que transmiten las parejas protagónicas, los jóvenes Nina Meurisse y Cyril Descours, en los papeles de los amantes Rebecca y Vincent y la siempre atrapante Emmanuelle Devos y Gilbert Melki, como los policías a cargo del caso.