Competencia oficial

Crítica de Marcelo Cafferata - LúdicoNews

El filoso bisturí que hunden Gastón Duprat y Mariano Cohn a través de su humor ácido e implacable, ya se refirió al mundo del arte (“El Artista”, “Mi obra Maestra”), las inequidades sociales y la inseguridad (“4×4”) y al universo de la literatura (“El ciudadano ilustre”) pasando por un registro documental tan singular como el de “Todo sobre el asado” o “Yo, Presidente”.

Ahora, en “COMPETENCIA OFICIAL”, es el momento de desplegar su mirada plena de ironía dentro del mundo del cine -su propio mundo- para desnudar los egos, la competitividad, la búsqueda de prestigio pero sin dejar de lado la necesidad de popularidad, los mecanismos voraces de la industria y el renombrado circuito anual de premios intentando acariciar una estatuilla o la ansiada Palma de Oro.

Un empresario millonario y reconocido en su medio, quiere acercarse al mundo del cine, ámbito que desconoce por completo, con su fortuna como principal vector para que se abran todas las puertas. Rápidamente se convertirá en el productor de un filme ambicioso, con dos figuras internacionalmente reconocidas en los roles protagónicos y convocando tras las cámaras, a una directora que aportará sus ideas vanguardistas y su particular mirada a través de su reconocido método de trabajo. Todo esto, a priori, podrá posicionar a esta película dentro del circuito de prestigiosos festivales europeos lo que le daría al millonario, esa pátina de intelectualidad que está buscando.

La directora Lola Cuevas (una exótica composición de Penélope Cruz, claramente en un punto alto de madurez creativa en su carrera) comienza a tejer una historia de rivalidad entre hermanos, la disputa de una herencia, accidentes, mucho melodrama y hasta problemas de identidad. Para su proyecto, convocará a Félix Rivero e Iván Torres (Antonio Banderas y Oscar Martínez respectivamente) quienes comienzan a ponerse en la piel de estos dos hermanos -que innegablemente remiten a Caín y Abel- y los acompañaremos en la construcción de sus personajes y en la elaboración del proceso creativo, en el que justamente Cohn & Duprat quieren poner su afilada lupa.

Las diferencias en la concepción de sus composiciones, la repetición de las tomas que va agotando la paciencia de ambos, la competencia de egos que se establece rápidamente en el set, son algunas de las situaciones que permiten disparar los dardos sobre el snobismo y un ambiente marcadamente intelectual, donde todos los personajes parecen moverse como pez en el agua, a veces en forma natural y otras veces, víctimas de sus propias impostaciones.

Mientras que uno de ellos elige viajar en clase turista porque detesta los privilegios de cualquier tipo, el otro parece pararse en las antípodas y disfrutar del glamour y los “derechos adquiridos” de su vida de celebrity que ya comienza a tener su lugar en Hollywood. Diferencias en la forma que pronto se encontrarán igualadas en su fondo, allí donde ambos se parecen mucho más de lo que ellos mismos piensan.

La película que están comenzando a filmar se titula “Rivalidad” y ya desde esta referencia notamos como el dúo de directores –que son también los guionistas junto a Andrés Duprat-, por un lado utilizan un humor lleno de referencias cinéfilas y artísticas propias de su humor inteligente y mordaz, pero que en muchas ocasiones (demasiadas en este caso) echan mano a lo obvio, lo subrayado y hasta con un trazo grueso y algo procaz que debilita el resultado final.

Los puntos fuertes de “COMPETENCIA OFICIAL” están en que tiene una muy buena idea como disparador, que no abandona el tono de sátira irreverente que los directores saben manejar y que cuenta con tres actuaciones protagónicas brillantes, cada uno con su perfil. Penélope Cruz sabe jugar con esa Lola Cuevas excéntrica y genial, mientras que Antonio Banderas se ríe abiertamente de sí mismo y muestra otros tonos en su actuación que enriquecen el juego con Oscar Martínez quien a su vez se transforma en una especie de alter ego de su faceta de prestigioso proveniente del mundo del teatro y prisionero de su máscara de “actor serio”.

De todos modos, hay algo en el producto final que hace ruido: por un lado, lo mismo que Cohn & Duprat critican del show business y del universo creativo, es, por momentos, lo que ellos mismos hacen en su película: inflar algunas situaciones con un halo de intelectualidad para posicionarse como un film “festivalero” cayendo en los lugares comunes mientras que, por otra parte, parecen plagiarse a sí mismos y a líneas argumentales que ya habían planteado casi de la misma forma, en sus trabajos anteriores (la trituradora que es la industria frente a la creación artística, lo prestigioso en contraposición con lo popular, la forma en que el mercado “infla” un producto, los premios y la subjetividad que ponen de manifiesto, lo efímero una obra de arte) por lo que ya no cuentan con el “efecto sorpresa” y lo novedoso que aparecía en su cine en las primeras creaciones.

Aciertan, en su mirada despiadada y potente sobre un mundo que conocen desde adentro, en el que finalmente para cerrar su fábula moral, logran instalar un clima de tragedia y siguen demostrando el talento para las buenas ideas.

Así como muchas veces el llanto no es más que mentol, en “COMPETENCIA OFICIAL” se intenta desnudar la hipocresía, la banalidad y la auto-referencia de la industria cinematográfica de una forma que suena, también, a cartón pintado: no deja de ser una crítica moral perpetrada por los propios participantes de un mundo del que ellos mismos abrevan.

POR QUE SI:

» Penélope Cruz, claramente en un punto alto de madurez creativa en su carrera «