Cómo mueren las reinas

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Algo que me llamó la atención de la Competencia Argentina de la última edición del BAFICI, fue la poca ficción que había entre las decenas de películas que competían, en especial cuando se trataba de largometrajes. Es claro que hay una fuerte necesidad de hablar de ciertos temas que nos rodean y nos marcan pero entre tanto documental se destacó esta primera película de ficción de Lucas Turturro: Cómo mueren las reinas. Un thriller sobre dos hermanas viviendo aisladas con su tía en una casa de campo donde irrumpe un día la llegada de un primo. Una premisa que podría parecerse un poco a The Beguiled (El Seductor, de Sofia Coppola), no obstante acá, más allá de la irrupción del hombre en un mundo de mujeres, el centro está en los lazos familiares que atan y a veces aprietan fuerte y entre los cuerpos a flor de piel en pleno crecimiento.
En esta película escrita por Constanza Boquet, Juana (Malena Filmus) es la hermana mayor y parece mover los hilos no sólo con su hermana sino con su propia tía. O quizás esa tía (interpretada por la magnética Umbra Colombo) también tiene un mundo interior y secretos que la distraen de su rol de madrastra, tras haber quedado a cargo de sus sobrinas a causa de un accidente que se llevó la vida de sus padres. En esa casa alejada y sin señal, donde poder usar el celular aunque sea para sacar fotos es un privilegio que sólo pueden tener de a ratos y si se portan bien, se dedican a la apicultura. Las hermanas se mueven entre los paneles como reinas con cuidado pero sin temor, para recolectar frascos de miel que venden en el pueblo.
Un día las visita un primo al que hace mucho que no ven. También adolescente, canchero y seductor, más acostumbrado a la tecnología que acá no le va a servir para nada, y eje de la relación entre esas dos hermanas. Entre Mara (Lola Abraldes) y su primo Lucio (Franco Rizzaro) parece haber una complicidad que los une y Juana empieza a sentirse afuera. No son simples celos; desde el comienzo intuimos que es capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse cerca de su hermana. Juana se presenta como un personaje inestable y autodestructivo.
Las relaciones se tornan cada vez más tensas, estas mujeres se esconden y se mienten, al mismo tiempo que el contexto de encierro las hace enfrentarse entre ellas. Hay en el aire todo el tiempo una sensación de que esa realidad de vidrio pronto puede estallar en mil pedazos filosos. Turturro maneja muy bien esos climas de suspenso, mostrando sólo lo necesario y apelando a metáforas con las abejas sin tener que subrayarlas. Hay también un adecuado y marcado uso del sonido para conseguir esta atmósfera asfixiante e intrigante.
Y en el medio de todo eso las hormonas propias de las adolescentes que intensifican todo alrededor. Porque en qué otro momento de tu vida sentís tanto como durante aquellos años de formación. Mujeres a las que el deseo las mueve.
Cómo mueren las reinas es una película sugerente y ambigua que no descuida nunca a sus personajes; al contrario, los explora psicológicamente para llevarlos cada vez más hacia el centro de cada uno. Puede tornarse incómoda y claustrofóbica y al mismo resulta tiempo cautivante. Con una fotografía precisa, un montaje que presenta flashbacks de manera poco tradicional y el uso de la música como catalizador, estamos ante una rica e interesante ficción que a la larga es sobre mujeres intentando sobrevivir.