¿Cómo lo hace?

Crítica de Karen Riveiro - Cinemarama

Kate Reddy (Sarah Jessica Parker) es una madre de familia que trabaja sin parar en una firma de gestión financiera en Boston. Su esposo y arquitecto recientemente desocupado Richard (Greg Kinnear) y sus dos hijos la esperan todas las noches en su casa, donde además desempeña su rol de madre y esposa. Cuando Kate recibe un importante encargo que la obliga a realizar viajes frecuentes a Nueva York y Richard consigue a su vez el trabajo que tanto deseaba, la situación familiar comienza a hacerse cada vez más dificultosa. Para empeorar las cosas, el nuevo colega de Kate, Jack Abelhammer (Pierce Brosnan), resulta ser una inesperada tentación para ella. Probablemente de poco sirva esta sinopsis para una descripción realmente certera de ¿Cómo lo hace?: la historia sobre una mujer cuya vida se complica cuando su empleo le exige que deje de lado su familia y un jefe pintón se le interpone en su camino funciona como una especie de segundo plano narrativo que permanece fuera del marco principal. Este parece estar restringido al canto enceguecido a la mujer multifacética, lo cual no generaría un problema si no fuese que el resto del relato queda casi reducido a un decorado de fondo.

Entre las múltiples señales de abandono de ese contexto y el excesivo interés generado alrededor de su personaje principal, el film de Mcgrath casi se desentiende de las potencialidades del romance y más aún de la comedia, como si los destellos de su objeto de adoración le quitaran, incluso, la energía para observar aquello que lo completa desde afuera. Si no es la recurrencia de chistes prestados como el de los hombres de nieve y las zanahorias (todo espectador de Lost podrá sentir todavía más nostalgia al volver a escucharlo) o el ya lugar común de pegarle a Justin Bieber, ¿Cómo lo hace? regala sus instantes de humor a situaciones como una ecografía colada en un Power Point de negocios o la presencia de piojos extrañamente inquietos en una reunión de Kate con su jefe, instantes que, por la misma indiferencia que producen, no hacen más que confirmar esa concepción unidimensional de esta película a la que parece no quedarle otro remedio que llenar sus huecos con chistes sin gracia.

La misma suerte corren algunos de los personajes secundarios –específicamente las madres amas de casa y Chris Bunce, el competitivo compañero de trabajo de Kate– que pasan a conformar, a partir de sus apariciones, un conjunto de piezas más del arsenal de parches de emergencia y que devienen a su vez las principales víctimas de esta huérfana historia. Como enemigos atajados de casualidad, parecen haber sido empapados en una mezcla poco disimulada de clichés y rencor, y finalmente puestos al servicio de la ridiculez, única suplente disponible ante la falta de humor inteligente y personajes bien delineados que la película padece.

En este gran desfile de acontecimientos y personajes desorientados que caminan en círculos y vuelven hacia un mismo punto, ¿Cómo lo hace? encuentra en el desenlace su última oportunidad de redundancia. Una vez ahí no halla encuentra mejor elección que la de quedarse embobada ante el último plano de su protagonista que, lejos ahora de las corridas y las ropas desprolijas, sonríe amplia y largamente desde arriba de una silla de su casa, como la marioneta que se sacude y luego se congela, convencida de que sus movimientos pueden hacer olvidar que jamás allí hubo una historia.