Cómo entrenar a tu dragón 3

Crítica de Diego Alvarez - Cuatro Bastardos

Cómo entrenar a tu dragón 3: Final de una trilogía perfecta.
Llega a los cines el final de la saga más emotiva y de mejor calidad en lo que a animación comercial se refiere. ¡Preparen los pañuelos para decir adiós a Hipo y Chimuelo!
En el 2010 Dreamworks sorprendió a todos con “Cómo entrenar a tu dragón (How to train your dragon)”, una historia sobre un pequeño vikingo que se hace amigo de un animal casi mitológico: un dragón de la raza “Furia Nocturna”. A partir de allí el film basado en los libros homónimos de Cressida Cowell fue un boom de taquilla y crítica. Su secuela en 2014 ahondaba en la pérdida de la figura materna y la relación entre el, ahora adolescente Hipo y su mascota Chimuelo, dándonos indicios que su historia no era cualquiera, sino un “coming of age” bastante particular y, sobre todo, maduro.
Ahora tenemos la tercera y última parte de su historia: luego de la muerte de su padre, Hipo es el heredero al trono de Berk, esa ciudad nórdica colorida donde conviven humanos y dragones. Su misión, junto a sus amigos (y novia, Astrid) es perseguir a barcos que secuestran y asesinan a los dragones que andan por ahí salvajes.
Tal como un Greenpeace vikingo andan los jóvenes por ahí salvando animales hasta que Grimmel, el más malvado de todos los cazadores de dragones, se topa con nuestros héroes. La llegada de este villano pondrá en jaque la capacidad de liderazgo de Hipo, mientras que Chimuelo encontrará el amor en una hembra de su misma especie pero de color blanco, a la que todos la llamarán “Furia Luminosa”. Juntos deberán encontrar “The Hidden World”, un lugar donde, dicen, podrán vivir junto a los dragones en paz y armonía.
“Cómo entrenar a tu dragón 3” es la conclusión perfecta de una trilogía que nos acompañó por casi una década. Crecimos con ella y sus protagonistas. Reímos, lloramos, amamos y, finalmente, tendremos que aprender a decirle adiós. Porque así es la vida. “El amor viene junto con la pérdida” le dice Estoico a su hijo Hipo en un flashback y, lamentablemente tiene razón. Pero esto no quiere decir que nos pongamos tristes o melancólicos. Solo es una etapa de la vida. Un nuevo comienzo.
Gracias a la mano del director Dean DeBlois estos personajes tuvieron su crecimiento, su evolución dentro de su mundo cinematográfico. Y no solo a nivel guión, sino a nivel técnico también: este último film tiene una calidad de animación que roza la perfección sin nunca perder el alma que la caracteriza como película infantil.
Batallas épicas, tensión, humor en dosis justas, aventura y un final emotivo para Hipo y Chimuelo; dos personajes que nos robaron el corazón hace casi diez años atrás y que quedarán en el imaginario popular como emblemas de la amistad y la familia.