¿Cómo andamos por casa?

Crítica de Laura Pacheco Mora - EscribiendoCine

Esperando que la suerte me sonría
Volvemos a ver en pantalla a Boris Quercia, el actor de la recientemente estrenada Cosas de hombres (2020) en ¿Cómo andamos por casa? (2018), film de humor muy negro, en donde los valores personales y los vínculos familiares salen a la luz, dando cuenta que el consumismo destruye los lazos familiares y conduce al individualismo.
¿Cómo andamos por casa? (2018) Eduardo (Boris Quercia), junto a su mujer Rocío (Amparo Noguera), harán todo lo que sea necesario para conseguir el dinero para que su exitosa y consentida hija deportista viaje a Brasil a una importante competencia donde ella ha quedado seleccionada. Por otro lado, su depresivo hermano, se rebela ante una situación de bullying que los padres ignoran. Sin el apoyo del gobierno o el banco y endeudados, los padres tendrán que ponerse creativos para cumplir el sueño de la hija.
Quercia dirige, escribe y protagoniza este film, presentando dificultades en su incongruente y desprolijo guion, con escenas que desentonan y se sienten forzadas, al igual que las actuaciones. quedando clara la motivación al inicio, para luego relatar la historia de cada integrante de la familia por separado, perdiéndose la premisa principal y el concepto de familia. Esto le quita credibilidad y fluidez a la trama, confundiendo al espectador.
La construcción de personajes y sus diálogos son superfluos, consiguiendo nuestra apatía al no incluírnos en la trama. En cuanto a las locaciones, los escenarios, vestuario y utilería, se corresponden con la clase media chilena, que al parecer está pensando siempre en el dinero, en la competencia, envidiando lo que tiene el vecino y proyectando a través de sus hijos.
Una historia sencilla que podría hacernos reír y sentirnos identificados e increpados, que es justamente a lo que invita su título, lo que se logra pero de manera tibia y le hace mala propaganda a la idiosincrasia chilena.