Colossal

Crítica de Luciano Mezher - Visión del cine

El español Nacho Vigalondo (Los cronocrimenes, Open Windows) presenta su nueva película Colossal, protagonizada por Anne Hathaway y Jason Sudeikis: una sátira sobre el alcoholismo mezclada con la pelea de un monstruo y un robot.
Gloria es una joven que se la pasa de fiesta en fiesta, con problemas de alcohol y sin trabajo. Su novio la echa de la casa y ella vuelve a su pueblo natal. Allí se encuentra con Oscar, un amigo de la infancia que, ahora, es dueño de un bar. Comienza a trabajar para él pero en varias ocasiones tiene pérdida de memoria y descubre que en esos lapsos un monstruo gigante atacó Seul y lo más extraño es que ella parece tener algún control sobre el mismo.

Vigalondo utiliza las leyendas asiáticas de los kaijus (monstruos gigantes como Godzilla) y los robots gigantes como Evangelion o Titanes del Pacífico para presentar otra lucha constante del ser humano: las adicciones.

Colossal puede leerse en un principio como una comedia negra. La desorganizada vida de Gloria la lleva a tomar malas decisiones a medida que el espectador observa cómo reconstruye su vida. En el medio de todo esto se da cuenta de que es capaz de controlar a un monstruo que aterroriza Corea del Sur. La ilógica situación es la clave de la comedia pero a medida que ella comienza a tomar responsabilidad, al perder el conocimiento en estado de ebriedad, el film cambia su registro.

La comedia negra se transforma en una sátira trágica sobre al abuso. Y aunque ciertos elementos están en la primera hora del film, nadie puede anticipar el engaño del tono que presentan los trailers y la campaña de marketing de la película.

Lo ingenioso es que no hay héroes o villanos en la historia. Gloria es víctima de la situación que afronta, pero el espectador en ningún momento siente empatía por ella, ni siquiera al final del film.

A su vez, Colossal pone su visión en los traumas de la niñez como causantes de las decisiones en la adultez. Reconstruyendo las escenas del pasado de los personajes y ubicando el enfrentamiento en el parque infantil de una plaza.

Finalmente profundiza en otros elementos como el control, no sólo en la idea de Gloria tomando posesión de la criatura, si no el control que varios de los personajes masculinos tienen sobre ella.