Colossal

Crítica de Jorge Bernárdez - Subjetiva

Colossal, de Nacho Vigalondo
Por Jorge Bernárdez

Cuenta la historia que horrorizada por el resultado de la versión cinematográfica de Los miserables, un verdadero mamotreto insufrible, Anne Hathaway sufrió una especie de crisis profesional que la llevo a tomar distancia de un Hollywood que por inercia, la llevaba hacían un camino que no la convencía en términos profesionales y el paso siguiente fue leer guiones que no fueran tanques o fórmulas probadas. Quizás la historia esté un poco armada y Hathaway sencillamente haya buscado proyectos que pudiera financiar, al fin y al cabo en esta época las estrellas son muchas veces las que permitan que los proyectos funcionen. El asunto es que llegó a sus manos la historia de un director español que era poco menos que una locura en términos de viabilidad para ser filmado, pero que a la actriz la fascinó desde la primera a la última página. Nacho Vigalondo escribió en principio un guión que se llamaba Santander y que era una película de monstruos al estilo de Reptilicus (Poul Bang, 1961) que transcurría en España. Pero claro, una vez que empezó a negociar la financiación, apareció el nombre de Anne Hathaway y la locación se trasladó a Seúl y como la actriz se encaprichó en sostener la historia del guión hasta las últimas consecuencias, las productoras no pusieron objeciones. A esta altura Colossal necesitaba una pata más, un actor que pudiera ser un típico muchacho americano afable y querible pero que pudiera esconder un verdadero miserable, golpeador y capo de la barra de la esquina. El elegido fue Jason Sudaikis y así la película se hizo realidad.

Así que hoy llega a los cines de la Argentina un film que ha acumulado premios y elogios desde su primera proyección. Gloria (Anne Hathaway) es una periodista un poco detenida en su carrera, con una vida un tanto agitada que determine que su pareja la eche de su casa por digamos, sus reiteradas faltas. Con el bolsito al hombro, Gloria abandona Nueva York y se va a su pueblo natal a la casa de su infancia para dejar pasar el tiempo y activarse de nuevo. En ese proceso se cruza con Oscar (Jason Sudaikis), un viejo amigo con el que vuelve a conectarse y que termina dándole trabajo en su bar. Hasta acá tenemos el comienzo más o menos clásico de una comedia, sin embargo, es justo en este punto en que Colossal se deforma. Porque mientras tanto la protagonista está en pleno proceso de recuperación, en la capital surcoreana de la nada aparece un monstruo y destruye la ciudad, mata gente y pone en jaque al mundo.

Lo cierto es que Gloria no tarda mucho en comprender que ese monstruo a miles de de kilómetros está conectado con ella, tanto que aparece cuando ella duerme, tiene los tics de ella y deambula sin dirección. Como ella. Entonces la comedia de fórmula deviene en inquietante y los personajes pierden la frescura inicial para dar paso a su procesos internos. No vamos a contar nada de la trama pero sí advertir que Vigalondo se las ingenio para usar a un monstruo como vehículo para hablar de la oscuridad y lo siniestro que anida en los seres humanos y para tratar el tema de la violencia de género y de las relaciones humanas en dos formatos tradicionales: la comedia romántica y las película de reptiloides, este último casi un genero en sí mismo made in Oriente.

Hathaway se luce y Sudaikis más, demostrando qué pasa cuando se confía en un gran comediante para que desarrolle como intérprete su costado más oscuro y desagradable.

Colossal logra que convivan en una película el sentido de la comedia más clásico, el ánimo destructivo de la película con reptiloides del cine japonés o coreano y un tratado sobre la violencia de género. Es imposible no recomendarla y desear que la gente la descubra entre tanto tanque y tanto superhéroe.

COLOSSAL
Colossal. España/Canadá, 2016.
Dirección y Guión: Nacho Vigalondo. Intérpretes: Anne Hathaway, Jason Sudeikis, Dan Stevens, Tim Blake Nelson, Austin Stowell, Hannah Cheramy, Nathan Ellison, Sarah Surh, Melissa Montgomery, Christine Lee. Producción: Zev Foreman, Nahikari Ipiña, Russell Levine y Dominic Rustam. Distribuidora: Energía Entusiasta. Duración: 109 minutos.