C'mon c'mon: Siempre adelante

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Es un film que aborda de manera refinada, conmovedora y profunda las relaciones de los adultos y los niños. El guionista Mike Mills, asegura que se inspiro en sus padres y que tuvo la necesidad de abordar este tema cuando nació su hijo. Lo cierto es que elaboró un delicado guión donde un niño excepcional, criado para expresar claramente sus sentimientos y curiosidades entabla una relación especial con su tío. Un pedido de auxilio de parte de la madre del chico, moviliza a su hermano, luego se sabrá que por distintas circunstancias, en situaciones límites, estaban distanciados. El papa de ese niño sufre de bipolaridad y aunque estén separados su ex esposa siente que debe viajar para ayudarlo. Por eso llama a su único familiar para que cuide al chico en cuestión. A partir de ahí, entre ese adulto embrollado en su propio laberinto de soledad, y ese pequeño crecerá una relación cada vez mas enriquecedora, fuera de los lugares comunes, del melodrama, cerca de la profundidad. El realizador, en un blanco y negro perfecto, con algunas notas de color, construye peldaño a peldaño un vínculo inesperado. Muchas veces recurre a textos ajenos muy interesantes, que luego se detallan en los títulos finales, para enriquecer diálogos y situaciones. El trabajo de Joaquín Phoenix, luego de su exaltado y premiado Guasón, es minucioso, con capas de entendimiento, contenido, deslumbrante. El niño está encarnado por Woody Norman que tiene la mezcla exacta de fragilidad, inocencia e intensión directa. Una combinación que transforma a esta pequeña película en un hallazgo disfrutable, distinto e imperdible.