Clementina

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Dirigida por Jimena Monteoliva y escrita en conjunto con Diego Andrés Fleischer, Clementina es una película de terror que termina contando una historia sobre violencia de género de una manera distinta.
Juana pierde un embarazo después de un ataque violento por parte de su marido, Mateo, que luego de dejarla inconsciente y desangrándose en el piso de la casa a la que acaban de mudarse, se da a la fuga. Así, queda sola, con las secuelas del ataque del que no habla ni con la asistenta social ni con el policía que le insiste para que haga la denuncia, en una casa que se encuentra casi sin muebles y con varias refacciones por hacer. De repente empieza a percibir cosas extrañas e inexplicables que la asustan, a escuchar ruidos como si hubiese alguien más con ella en esa casa.

Juana es una mujer que está sola porque se “encierra”. A sus padres, que están lejos, no les cuenta nada. Evade las llamadas de la asistenta social. Aunque tenga semanas de reposo va a trabajar al estudio, y un caso atrae especialmente su atención: uno sobre violencia de género. Después, sólo se permite unos momentos de conversación distendida con su vecina, a quien le transmite sus dudas sobre lo que escucha en esa casa.

Porque está sola pero siente que allí hay alguien más. Ruidos, mayormente golpes, que amenazan con hacerla enloquecer. ¿Por qué se queda en una casa donde parecen habitar fantasmas? ¿Por qué una mujer se queda con un hombre que la lastima?

Clementina es una película chiquita, que se sucede casi en su totalidad dentro de esa casa y cuenta con pocos personajes. Jimena Monteoliva, con este promisorio debut como realizadora, no necesita más que esos pocos elementos para narrar esta historia sobre monstruos humanos.

El protagónico de Cecilia Cartasegna (que había ganado el premio a Mejor Actriz en el Buenos Aires Rojo Sangre en el 2017, donde la película estuvo en Competencia Iberoamericana) resulta fundamental para llevar adelante una historia que comienza de manera algo lenta y reiterativa para sorprender en su último tercio, no quizás con la resolución referida a lo sobrenatural (la menos importante, de todos modos) que adelanta el personaje de su vecina en un diálogo quizás sobreexplicativo, sino en lo referido a ese maltrato que viene sufriendo. Es que el terror en Clementina proviene de hechos que quieren pasar por cotidianos y del miedo a volver a aquello que tanto daño ha hecho. Porque los peores monstruos siempre terminan siendo los humanos, porque son reales.