Claudia

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

En esta nueva película de Sebastián de Caro, siempre enarbolando la idea de contar una historia a través del humor absurdo, coloca su particular visión sobre una fiesta de casamiento, tantas veces tratada por la cinematografía internacional en los últimos años, con sus contratiempos, dudas, y problemas de último momento, etc., pero aquí, está ubicada desde el punto de vista de una wedding planner, pero no de cualquiera, sino de Claudia, quien fue designada para esta tarea supliendo a otra chica, que estaba planificando esta boda desde hace un tiempo, pero que, lamentablemente, se enfermó.

La perfección, la eficiencia y la exigencia, tanto para los demás como para uno mismo, está encarnada en la figura de Claudia (Dolores Fonzi), empleada de una empresa dedicada a organizar eventos de distinto tipo. Pueden ser recitales, velorios o casamientos. La obsesión por los detalles, son su mayor virtud dentro de su ámbito laboral, aunque eso pueda traerle ciertos problemas con sus jefes o clientes. Ningún problema la saca de foco. Tiene la gran capacidad de estar segura de lo que quiere y, a raíz de ello, poder convencer a los otros de que todo va por los carriles normales.

Su vestuario es impecable. Claudia viste, como sus compañeras, un traje azul, con gorro del mismo color, cuyo aspecto es parecido a la de una azafata. Con todas estas armas, tanto las de su aspecto exterior como las del trato humano, encara cada labor asignada.

Relatada con un ritmo vertiginoso, la protagonista corre de un lado a otro y cuenta con la colaboración de Pere (Laura Paredes) como una obediente asistente. Ambas intentan lidiar con un imprevisto, Jimena (Paula Baldini), la novia, que previamente contrajo matrimonio en el registro civil, no quiere casarse por iglesia, pero no por problemas religiosos, sino que se arrepintió.

Los diálogos y las escenas son geniales. Cada vez que alguno de los pintorescos personajes gesticula o habla seriamente provoca risa porque hay un trasfondo en la historia. Algo turbio pasa. Sólo un sector de los invitados sabe los motivos por el cual la novia no se quiere casar, mientras que el otro presiona para que dé el sí, pero la incógnita se mantiene a lo largo del film y la tensión aumenta. Las melodías que suenan en determinadas escenas ayudan a reforzar la idea de lo que estamos viendo. Estéticamente impecable, no sólo del vestuario, sino de los detalles organizativos de una fiesta, incluso de la locación conseguida para desarrollar la historia.

Pero, luego de tanta expectativa generada, la resolución no está a la altura de lo narrado anteriormente, porque decae un poco y pierde la inercia de la fuerza arrolladora que tuvo a lo largo de del relato.