Cirque du Soleil: Mundos lejanos

Crítica de Marcelo Cafferata - Revoleando Butacas

Quien haya podido presenciar los magistrales espectáculos de "Cirque Du Soleil" sabe que es lo que se promete en esta apuesta cinematográfica de la extraordinaria compañía canadiense en "Cirque Du Soleil - Mundos Lejanos".

Quien además, haya tenido la suerte de ver la compañía en el exterior sabrá que la apuesta se redobla con teatros especialmente diseñados a los efectos de que cada una de las obras tenga un escenario acorde con lo que se va a desarrollar. Y sin necesidad de viajar, el film da una posibilidad de "espiar" algunos de sus espectáculos que sólo pueden ser vistos en ese ámbito particularmente diseñado y que son espectáculos que no salen a recorrer el mundo.
En Buenos Aires, de todas formas Cirque Du Soleil se ha presentado con muchísimo éxito con espectáculos tales como "Saltimbanco" "Alegria" "Quidam" o "Varekai" pero de todos modos, las puestas que la compañía arma para las giras distan de la majestuosidad de escenografía, diseño de arte y efectos especiales de las que específicamente pueden ser vistas en Orlando como "La Nouba" o más precisamente las que tienen asiento en la ciudad de Las Vegas exclusivamente.

Justamente sobre estos espectáculos que solo pueden ser visto en Las Vegas, son aquellos en los que se basa este film.
Un hilo argumental sumamente básico irá encadenando cada uno de los cuadros como si fuesen mundos en los que se sumergen los protagonistas que van encontrando a medida que entran a diferentes "carpas". Allí entonces una jóven espectadora de un show de circo tradicional se enamora del trapecista y éste falla en su acto por quedar obnubilado ante su mirada.
Al caer en la arena, ella trata de rescatarlo y se abre sobre sus pies un mundo de ilusión, de fantasía, en donde ella tratará de encontrar a su amado una vez que haya sido "tragada" mágicamente por el suelo y así como sucedía en Alicia en el país de las maravillas donde podía acceder a otros mundos a través del espejo, aquí el catalizador es la arena circense y el vehículo para llegar a esos mundos lejanos del título.

Si bien el hilo conductor es sumamente débil y sólo sirve de excusa para mostrar fragmentos de los espectáculos "O," KÀ, Mystère, "Viva ELVIS" (espectáculo que ya no se encuentra en cartel), "CRISS ANGEL Believe", "Zumanity" y el espectacular "The Beatles: LOVE", es funcional a su fin y en definitiva, son los cuadros de estos espectáculos en si mismos los que generan ese asombro y esa atracción magnética que Cirque du Soleil produce en el espectador.

Visualmente impecable y con un plus con el aprovechamiento del 3D -la belleza de las imágenes remite a un reciente estreno que también se ve engalanado mucho más aún con esta técnica "La vida de Pi - Una aventura extraordinaria"-, la cámara de Andrew Adamson (creador de Shrek y Las Crónicas de Narnia) registra cada uno de estos cuadros, todos ellos de una espectacularidad única.
Para aquellos que hayan podido prescenciar en vivo cualquier espectáculo de la compañia, sabe a ciencia cierta que aquí no hay efectos especiales ni trucos digitales y aunque en su traslación a la pantalla grande se pierde un poco de la magia que tiene obviamente el hecho de estar prescenciando un espectáculo en vivo, transmite de todas formas esa carga de color, luces y sonido que envuelve a cada uno de los cuadros.

Y viajamos al fondo del mar, habilidades dentro de una pileta, acrobacias dentro del agua, en una rueda a toda velocidad y en el aire, trepando literalmente por las paredes (algo absolutamente genial), no faltarán las contorsionistas y los enamorados volando atados entre las telas.
Más allá de los números circenses, en esta ocasión juegan también un rol fundamental los números musicales con mezcla de acrobacias pertenecientes a los espectáculos de Elvis, Chris Angel y los Beatles.

Los más logrados, quizás porque las melodías a su vez son las más entrañables -como "Lucy in the Sky with diamonds" y "All you need is love"-, son los pertenecientes al show "The Beatles: LOVE" donde el despliegue visual y la cantidad de artistas en escena se potencia, logrando un efecto visual completamente hipnótico y con muchos focos de atención para poder mirar a la vez.

La cámara de Adamson es bastante inquieta, elección que en alguos momentos juega a favor porque nos permite ver varias cosas al mismo tiempo, pero otras no logra detenerse tranquila en un plano general de modo tal que el espectador pueda ver con precisión la magnitud que tienen cada uno de los números (muchas veces, cuando se trata de número en altura, un plano general nos permite valorar más aún la destreza de los artistas).
El problema de esta cámara más atada a un ritmo vertiginoso de video clip, se hace más notorio en el cuadro del espectáculo "Viva Elvis" en donde cambia tanto de planos y tiene una edición tan fragmentada que no permite apreciar con mayor exactitud el cuadro general y lo que están haciendo los artistas en conjunto.
Puede observarse tambien un abuso de la cámara lenta que subraya demasiado donde Adamson quiere que nos detengamos.Pero fuera de estas pequeñas apreciaciones la estética, la calidad, la profesionalidad con la que se mueve esta compañia canadiense ya es una marca registrada en cuanto a un espectáculo de un altísimo nivel.

Y esta versión cinematográfica también cumple con el cometido de un entretenimiento de primera línea, protagonizada por Igor Zaripov (en el rol de el Trapecista) y Erica Kathleen Linz (en el rol de Mia), encarnando a la joven pareja.

Excelencia y perfección en los rubros técnicos, el vestuario y la puesta en escena, el sonido y cada uno de los detalles que arman un espectáculo sobresaliente, esta nueva propuesta de Cirque Du Soleil logra la excelencia a la que nos tiene acostumbrados, aún cuando en la pantalla no pueda transmitir totalmente la majestuosidad y la sorpresa que transmiten en vivo.