Cincuenta sombras más oscuras

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Más (o menos) de lo mismo
La película es de bajo contenido calórico: calienta menos que un fósforo en la Antártida.

Es lo que hace unos años se conocía como porno soft: un par de senos, gemidos, trastes masculinos y femeninos, cuerpos trabajados (el de Jamie Dornan) y queda la duda si en muchas tomas no se utiliza una doble de cuerpo para Dakota Johnson.

Da igual.

No es que el género haya evolucionado, de 9 semanas y media a esta parte. Con tanto destape en los últimos 30 años, Cincuenta sombras más oscuras calienta menos que un fósforo en la Antártida.

Pero ya se sabe, los fans son precisamente eso, fanáticos -o fanáticas en el caso de la trilogía de E. L. James, que empezó a escribir (novelas) a los 45 años-, e irán a ver lo que saben que verán, y lo que los productores le dan muy contentos: Jamie Dornan con carita compungida, no al estilo Ben Stiller en Zoolander, pero pudo ser un modelo; los diálogos imposibles de decir y de creer; la sinuosa y/o ambivalente actitud de Anastasia ante Christian (que sí, que no, que no sé, que puede ser, que má sí).

Para los que se perdieron Cincuenta sombras de Grey -no se perdieron mucho-, Christian y Anastasia viven una relación sadomasoquista, que algunos tildarán de perversa, pero sobre gustos hay demasiado escrito. El es dominante, ella, sumisa. Por eso él hace todo, y ella (y las mujeres desde la platea) se presume que disfruta(n).

La ¿trama? –el guión adaptado es del esposo de E.L. James- nos muestra a un Christian (algo) arrepentido, que quiere recuperar a Anastasia. Todos sus miedos y demonios internos por su pasado le generan angustia (oral y de las otras). Para Anastasia no será fácil. No porque deba lidiar con líneas de diálogos absurdas e impracticables, sino porque las ex de Christian están allí para… ¿Para qué?

Una de ellas es Kim Basinger, que a sus 63 años no parece Kim Basinger sino la nieta, de tantas cirugías que se hizo en el rostro -otra parte de su cuerpo no se ve-, y que cuando habla parece un personaje de El Capitán Escarlata (menores de 30 años: era una serie animada con muñecos).

Desde que el personaje masculino malo se llame Hyde (como el de Jekyll & Hyde, que ya jugaba con el hide de escondido) a subtramas que entran y cuando salen no tienen desenlace, a una banda de sonido que repite hits uno detrás de otro, los 118 minutos se hacen largos.

Ah, para las fans: no se levanten cuando crean que la peli terminó. No es que siga, pero entre los créditos pusieron el teaser de Cincuenta sombras liberadas. Como un “escenas del próximo capítulo”: no hay dos sin tres.