Cincuenta sombras de Grey

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

40

50 sombras y casi ninguna flor.

Se pasa el rato, y a veces con mucha buena predisposición se reciben leves estimulaciones, viendo esta elegante ilustración soft del conocido bestseller pornosoft de Erika Leonard James, alias E.L. James, donde una pichoncita recibe con quiero y no quiero los pedidos de un fino fachero sadomaso soft.

La película también es quiero y no quiero, y además parece tan larga como la lectura completa del libro, aun cuando elude transcribir sus páginas más entretenidas. Eso, con vistas al mercado adolescente. Es que, si el libro fue definido como "cliteratura" para señoras casadas que quieren revivir viejas curiosidades,el film fue pensado como un pariente de la serie "Crepúsculo", cosa de sumar a la taquilla unas cuantas criaturitas románticas ansiosas de conocimiento.

Para ellas, la identificación con la frágil ingenua cuya femenina curiosidad la lleva a querer saber qué hay detrás de la puerta, el "no te convengo" que le dice el tipo a la pichoncita, la propia estampa del sujeto, al que ella define inicialmente como "cortés, formal y limpio", la recepción de regalos y atenciones, la visita a casa de los suegros, la reelaboración decimonónica del fulano tocando suavemente el piano mientras ella se acerca envuelta en una sábana a modo de largo vestido, y el derecho a histeriquear.

Es así, le dan tres chirlos y se queda con ganas. Acepta que le peguen un poquito con el cinto y se vuelve histérica, se da por ofendida y el sádico por poco no le pide perdón de rodillas. Considerándolo bien, quizá sea mejor que las chicas no vean esta película. Aprenderían ciertas mañas y capaz que después ni siquiera devuelven los regalos.

Para los varones, en cambio, hay apenas una reivindicación fugaz de la postura del misionero. Para los norteamericanos, un deleite extra en los trámites contractuales que rodean las relaciones al borde de lo ilegales.

Para incentivar al público consumidor, hay helicópteros, autos alemanes de todo precio, corbatas de seda, artículos de uso inconfesable, lingerie bastante inocente, paseos en planeador, un poquito de Bach y Chopin, un agotador lote de canciones, los libros de doña James, etc., etc.

Directora, Sam Taylor-Wood, mayormente conocida por un corto de videoarte con David Beckham. Adaptadora, Kelly Marcel. Guión: Mark Bomback, el de "Lobezno Inmortal". Intérpretes, Dakota Johnson y el modelo Jamie Dorman. Persona real que inspiró el personaje de Grey: Alessandro Proto, agente inmobiliario que el año pasado vino con Dakota Johnson para asesorarla en la compra de una casita de fin de semana en Punta del Este.

Mejores opciones, "La secretaria", "¡Atame!", "9 semanas y media". Algunos agregan "The Canyons" y, más franca, "Fifty Shades of Grey: A XXX Adaptation", de Smash Production. Que bien podría incluir en su banda sonora ese tango de Edmundo Rivero que dice "y a la chichí tayufa la fajaba con su toalla mojada". Este Grey es demasiado fino para esas cosas.