Cincuenta sombras de Grey

Crítica de Julia Candellero - La Voz del Interior

Cuando la ficción es menos de lo imaginado

50 sombras de Grey no nació como una película con aspiraciones de competir en festivales internacionales ni mucho menos con pretensiones de estar nominada en los premios Oscar a Mejor Película.

Simplemente se gestó a partir de una excelente campaña de marketing que buscó sacarle el máximo provecho al fenómeno literario de E.L. James, con la esperanza de replicar su éxito en taquilla. "Subirse a la ola" sería la expresión popular más indicada para justificar esta adaptación que, ni siquiera siendo analizada bajo estos simples y realistas criterios, logra cumplir satisfactoriamente con las expectativas de quienes esperaban ver reflejada en la pantalla grande la primera entrega de esta historia de relaciones sadomasoquistas devenidas en amor que atrapó a millones de lectores.

Los primeros minutos del filme trascurren de una manera tan vertiginosa que aquellos que no leyeron el libro difícilmente logren entender cómo es posible que Anastasia Steele y Christian Grey pasen de una primera entrevista para el periódico de la universidad a una reunión para "negociar" los términos de un contrato entre "amo" y "sumisa". Claro está que el tiempo en el cine no permite tantos detalles como en los libros pero, seguramente, se podría haber hecho un mejor trabajo con el guion.

Las 8 diferencias entre el libro y la película (Alerta de spoiler)

La actuación de Dakota Johnson como Anastasia Steele es lo mejor que tiene la película. La hija de Melanie Griffith y Don Johnson logró captar la esencia de su personaje y, acompañada por una acertada banda sonora, logra aportarle algunos cambios de ritmo a esta película que, de lo contrario, transcurriría en un registro capaz de adormecer hasta al más entusiasmado.

Jamie Dornan es, quizás, la mayor decepción de este filme. Pese a contar físicamente con todos los atributos necesarios para interpretar al Adonis Christian Grey, falla a la hora de apropiarse del personaje y profundizarlo. Incluso para recrear a este príncipe azul con tendencias sadomasoquistas es necesario algo más que una cara bonita y un físico que luzca perfecto en los famosos "jeans azules gastados".

Mención aparte merecen las escenas eróticas. Era de público conocimiento que sólo habría 20 minutos de sexo en la película y que no sería explícito pero, lamentablemente, aquellos que compraron su entrada con la esperanza de que ese tiempo justificara la inversión, se quedaron con las ganas. Leyendo las escenas del libro y recreándolas mentalmente cualquiera podría hacer un mejor trabajo y ¡no tendrán que pagar una entrada de cine por ello!