Ciegos

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Cuenta conmigo

Podríamos catalogar a Ciegos (2019) de Fernando Zuber como una pequeña gran película, privilegiado grupo dentro del cual se encuentran las sorpresas más inesperadas del año en materia cinematográfica.

Esto se debe a que el vínculo de Juan (debut de Benicio Mutti Spinetta que, cómo su hermano Ángelo, tiene un futuro inmenso en la actuación) con su padre no vidente (Marcelo Subiotto confirmando ser uno de los grandes actores de su generación) entra en crisis cuando tienen que viajar al pueblo de la infancia, donde vivía la abuela de Juan y madre de su padre que acaba de fallecer. Mientras el primero tiene la necesidad de experimentar la adolescencia (le gusta una chica, prueba drogas y alcohol), el segundo se enfrenta a sus recuerdos del pasado.

Todo en la película se presenta de manera sutil con inteligencia, a través del punto de vista de Juan, a quien su padre por una cuestión de preservación, no le suministra demasiada información. Al espectador le sucede lo mismo que al chico y debe ir deduciendo el conflicto del padre con su tío (Luis Ziembrowski) por la herencia de la casa familiar, y rastrear su daño físico psíquico en la guerra de Malvinas.

Fernando Zuber sabe dónde poner la cámara para contar mejor su historia, dejando que sus actores expresen sus emociones internas desde la contención y desplazando la tensión siempre al fuera de campo. De esta manera la puesta en escena condensa la punta del iceberg de una serie de situaciones universales que el film viene a sugerir.

En definitiva se trata de una película conmovedora y sensorial sobre los vínculos de afecto y dependencia que nos obliga a identificarnos y a pensar 'qué haríamos nosotros' en una situación similar. Grandes películas se lo han propuesto y pocas lo han logrado.