Cicatrices

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

La búsqueda implacable y silenciosa de una madre por encontrar la verdad

La guerra en Serbia dejó no sólo muertos, sino también heridas que aún siguen abiertas para las más de 500 personas que continúan buscando a sus hijos. Ese es el punto de partida de “Cicatrices”, un filme que indaga en la psicología de una mujer que tras 18 años de búsqueda no se resigna a dar por muerto a su hijo, tal como le informaron en la clínica donde dio a luz.

La cámara sigue a Ana, un personaje silencioso, que raramente manifiesta con gestos o palabras la angustia que la corroe y que altera la relación con su hija adolescente y su marido. La trama se va construyendo con escenas breves que van dejando al espectador algunas pistas sobre esa búsqueda incansable a través de asociaciones de personas en su misma situación, la de otras mujeres que sospechan que sus hijos fueron dados por muertos pero que en realidad fueron entregados ilegalmente para su adopción.

Ana se presenta con regularidad en la comisaría para ver si surgió alguna novedad sobre su caso. Así se convierte, año tras año, en una visita incómoda para todos. También para sus amigos y familiares hasta que de manera clandestina consigue un dato que la podría acercar a la verdad. Sucede cuando junto a una persona con acceso a documentación clasificada descubre que el número de documento y la fecha de nacimiento de su hijo coincide con la de otro niño inscripto con otro nombre. A partir de ese hecho y a través de una búsqueda en la web y con la inesperada ayuda de su hija comienza un trabajo de investigación minucioso.

“Cicatrices” es una película de climas, con pocos diálogos y escenas intimistas y es el espectador el que debe internarse en la mente de la protagonista, adivinar sus sentimientos, su aflicción y sus razones y sobre todo interpretar y comprender los motivos profundos que impulsan esa búsqueda de un personaje repleto de preguntas y dudas, pero con una inclaudicable voluntad para hallar la verdad.