Chuva e cantoria na aldeia dos mortos

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

Luego de su paso por el Festival de Cine de Mar del Plata llega a las salas comerciales una película proveniente de Brasil, que también obtuvo el reconocimiento del prestigioso Festival de Cannes con el Premio Especial del Jurado. Joao y Renée realizaron esta peculiar obra filmada en 16 mm con un equipo reducido en el seno de una comunidad de Pedra Branca, un grupo de indígenas que pertenecen a los pueblos originarios de dicho país.

Es así como la dupla directora consigue meterse de lleno en la intimidad de este pueblo, haciéndonos testigos de sus costumbres, su cultura y su idiosincrasia. Lo destacable radica en que evitaron todos los lugares comunes y facilismos de este tipo de historias, priorizando una mirada cándida y comprensiva de sus participantes.

El largometraje sigue la historia de Ihjac, un joven indígena de 15 años, que junto con su familia tienen la misión de organizar un funeral en nombre de su padre, con rituales autóctonos de por medio, para dejar atrás el dolor y seguir adelante con sus vidas. El problema está en que su padre se le aparece en un sueño señalando el camino, y el joven tiene miedo de que sus visiones lo estén transformando en el nuevo chamán de la tribu. Ahí es donde iniciará una especie de coming of age con tintes mágicos y/o fantásticos bastante atractivo, que no deja de sentirse como una suerte de documental de observación.

Por otro lado, los autores brindarán parte del relato para hacer una comparativa entre el mundo de esta aldea y la sociedad brasilera aledaña que, a pesar de estar bastante cercanos, tienen tradiciones y recursos bastante diferentes. Es por ello que nuestro protagonista se planteará dejar atrás a su familia (incluyendo a su esposa e hijo pequeño) y quedarse en pleno mundo globalizado. Estos contrapuntos enriquecen un film extremadamente cuidado desde lo narrativo y lo técnico.

“Chuva é Cantoria na aldeia dos mortos” es un retrato sumamente sensible sobre los pueblos originarios, que sorprende por su belleza poética y por una mirada sincera de sus autores. Quizás la primera mitad posea un ritmo muy pausado y eso desconecte a más de un espectador pero aquellos valientes que afronten esa mitad se encontrarán con una historia inspirada.