Chuva e cantoria na aldeia dos mortos

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Un chico que se llama Ihjac y alucina con la presencia de su padre muerto, que exige su ritual funerario, es el centro de la historia creada por dos realizadores latinoamericanos. Raene Nader Messora, brasileña, y Joao Salaviza, portugués, cuentan la simple historia de un adolescente que afronta una serie de experiencias antes de intentar cumplir mandatos parentales.
A partir del encuentro inicial con su difunto padre en medio de la Naturaleza y la inquietud por la situación futura (consolidada la ceremonia será libre y tendrá que asumir su destino), Ihjac duda.

DE VIVOS Y MUERTOS
Lo que diferencia esta experiencia de un adolescente respecto de otras es que, mientras el relato transcurre, el espectador observa que Ihjac es un indio, que vive en una comunidad en la sabana brasileña, se sabrá después. Tiene una compañera tan joven como él, y un niño. Los rituales que el chamán de la comunidad pone en juego fracasan para aliviar la inquietud de Ihjac. El adolescente tendrá que salir de la zona Krahó y acercarse a un dispensario urbano. Allí se sabrá que vive en Pedra Branca, estado de Tocantins, que no tiene documentos y que tampoco hay nada que lo alivie de su malestar.
"Chuva e cantoría na aldeia dos mortos" es una particular experiencia que asumieron los directores conviviendo meses con esta etnia, hasta lograr cocrear una historia juntos, centrados en la creencia de que los muertos deben ser alejados de los vivos con un buen ritual, de lo contrario se tornan peligrosos. El resultado es un relato de docuficción, con reminiscencias que pueden rozar el cine etnográfico, con signos que apuntan a la reproducción de comportamientos identitarios de una comunidad.
El relato tiene una armonía especial y un ritmo que parece identificarse con la Naturaleza. Sólo algún momento de regocijo (chapuzones del grupo en el río) interrumpe ese tono moroso con que la pareja adolescente se expresa. Toda la atmósfera que va rodeando al protagonista parece acomodarse a su accionar, al menos en el contexto conocido no urbano y escenas como la inicial, que aúna lo fantástico y lo real, llaman la atención por la naturalidad de su ejecución y el hipnótico manejo del tiempo.
Llamativos logros de jóvenes realizadores que parecen moverse en mundos poco conocidos con espontaneidad y frescura.