Chéri

Crítica de Daniel Cholakian - CineramaPlus+

Melodrama muy pobre y aburrido.

Lea de Lonval (vaya nombre de película de época), es una cortesana en retiro efectivo, que se ha enriquecido a fuerza de atender sexualmente a nobles y millonarios. Como ella, muchas otras mujeres han adquirido fama por tal talento y generosidad amatoria. Su vieja ¿amiga? Madame Peloux, la inútilmente histriónica Kathy Bates, carga con el problema de su licencioso hijo, Chéri, que con apenas 19 años, parece haberse ya aburrido de los placeres de la vida.

Casualmente Chéri y Lea se encuentran y se convierten en amantes por un fin de semana. Fin de semana que se estira y se convierte en un sexenio. Luego de lo cual la madre busca a su hijo para casarlo, casualmente, con la hija de otra antigua colega. De esta situación proviene la historia de amor contradicho que sostiene la trama de la película.

Stephen Frears y Christopher Hamptom han constituído una dupla formidable hace veinte años en ocasión de realizar Relaciones peligrosas, indudablemente la mejor versión de la novela de Chodelros de Laclos. En cambio, con esta novela de Colette, que tienen puntos de contacto con aquella (especialmente en lo que a la complejidad del deseo, la hipocresía y la constitución de una particular burguesía), no logran llegar a buen puerto.

Sorprende un gesto de la realización, poco feliz. La única de las actrices elegidas para encarnar a las prostitutas, que puede considerarse bella (condición que uno supone trascendente para el ejercicio de esa práctica) es Lea de Lonval, corporizada para Michelle Pfeifer. Aunque parezca esto una tontería, lo que produce como condición del relato, es centrar en la historia de amor fallido el peso de la trama y perder las líneas accesorias posibles.

Perdidos totalmente en orden al estilo, y dejada de lado la ironía que tímidamente asoma al inicio, los realizadores se enmarañan en una película que remite al cine de calidad, estetizante y pura formalidad, dando forma a un melodrama muy pobre y aburrido.