Chéri

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Típico film de estilo inglés de época, Chéri cuenta en principio, con el magnético protagonismo de la siempre espléndida Michelle Pfeiffer, dentro de un buen elenco en el que se destaca la talentosa Kathy Bates. Pero también posee otros dos fuertes atractivos, la vigente capacidad detrás de las cámaras del gran director Stephen Frears, y nada menos que la pluma de Christopher Hampton (director de Carrington, de la nunca estrenada aquí Imagining Argentina y guionista de dos obras extraordinarias: Relaciones peligrosas y Expiación, deseo y pecado). Y aunque precisamente en esta película se renueve la triple participación de Pfeiffer, Hampton y Frears, Chéri no alcanza la estatura de aquella inolvidable Relaciones peligrosas. Pero los puntos de contacto son evidentes, y se acentúan al adaptar dos novelas de la escritora francesa Collete, que describió con levedad sentimental la París de principios del siglo XX. Allí, la cortesana retirada Léa, o Nounoune, recibe el mandato de su amiga y ex colega Madame Peloux para que se encargue de la mejor manera de su hijo Fred, o Chéri, y lo que iba a ser un flirteo pasajero se convierte en una profunda relación entre dos seres que viven momentos opuestos de sus vidas, en medio de la frivolidad, el encanto y la ostentación de la Belle Epoque. Sólida en todos sus rubros, Chéri no es más que, y quizás no sea poco, un agradable y melancólico vodevil.