Chaco (2018)

Crítica de Pablo Suárez - Sublime Obsesión

“Perpetrado desde los inicios del Estado argentino, el intento sistemático de exterminio de los pueblos originarios continúa hoy. El monte ha sido testigo de innumerables formas de ofensa contra las comunidades. Hay una historia y un presente de persecución y de silencios. Esta fue nuestra premisa para armar la película”, dicen Ignacio Ragone, Juan Fernández Gebauer y Ulises de la Orden, directores del documental Chaco.

Y agregan: “Comprendimos que para contar esta problemática no alcanzaba con hablar con académicos, sino que había que ir al lugar de los hechos: la historia tenía que ser contada en Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Salta. Quisimos focalizarnos en las voces de quienes sufrieron esas injusticias y de quienes las sufren como parte de una herencia cultural racista”.

Hablada en qom, wichí, pilagá y castellano, Chaco está articulada alrededor de las historias de vida de cinco hombres de diferentes comunidades originarias del Gran Chaco. Sus historias son la prueba viviente de la lucha de todo un pueblo, desde la llegada de los blancos hasta el presente. Y en sus palabras hay tanto dolor como heridas en carne viva, pero también existe la determinación de luchar para defender lo que les corresponde, pase lo que pase.

Uno de estos hombres es Israel Alegre, quien fue designado por los chamanes como el hacedor de justicia luego de represión feroz que sufrió su comunidad en 2002 por parte del Estado. Valentín Suárez es cazador, docente y cacique de nada menos que ocho comunidades, y con su moto atraviesa el territorio argentino asesorando a quienes necesitan defenderse de la usurpación del hombre blanco. Por otra parte, Juan Chico y Laureano Segovia son historiadores. Chico recorre Argentina en busca de sobrevivientes de masacres varias mientras que Segovia graba, con una vieja casetera, las historias que los ancianos quieren que no sean olvidadas. Finalmente, está Félix Díaz, un importante referente internacional en la defensa de los derechos de los pueblos originarios.

Chaco tiene varios méritos, y no solo en el orden de los contenidos. En lo que respecta a los testimonios, los realizadores han sabido extraer lo que más importa del discurso, esas frases que todo lo engloban, para dar cuenta de una realidad contundente sin un exceso de palabras. Pero no son solo palabras, ya que estos relatos están afectivizados, no son recitados sino contados con dolor en el pecho y sangre en las venas. Pero a no equivocarse: aquí no hay panfleto alguno, no es necesario ya que los hechos hablan por sí mismos. Subrayarlos todo el tiempo sería contraproducente y los realizadores de Chaco saben muy bien cómo no excederse.

Ese mismo cuidado por la forma está en diseño visual. Fotográficamente, éste es un documental que captura las texturas y el pulso de los territorios que recorre. La cámara está atenta tanto al gesto más pequeño de un rostro como a los trazos del cuadro general. Esquivando el preciosismo y apostando, en cambio, por el impacto de la crudeza de lo real, Chaco se adentra en un mundo casi desconocido por completo para gran parte de los espectadores. Lo revela y lo hace hablar. Cuenta su historia. Y al hacerlo, le da voz a su lucha por un presente mejor y un futuro digno.

Chaco (Argentina, 2017). Puntaje: 7
Dirigida por Ignacio Ragone, Juan Fernández Gebauer, Ulises de la Orden. Escrita por Lucas Palacios. Con Félix Díaz, Hilario Vega, Valentín Suárez, Israel Alegre, Juan Chico, Laureano Segovia, J. Eli Díaz. Fotografía Sofía Fontenla. Animaciones: Adrián Noé y Dante Ginevra. Duración: 80 minutos.