Chacarera

Crítica de Ricardo Salton - Ámbito Financiero

Merecido homenaje al “padre de la chacarera”, Carlos Carabajal

En agosto de 2006, a los 77 años, murió Carlos Carabajal, "el padre de la chacarera". Obvio es que no fue el inventor de un género que se ha convertido en emblema de una provincia. Pero este santiagueño, nacido en la ciudad de La Banda, uno de cinco hermanos -Cuty Carabajal entre ellos- y cabeza de una gran familia de músicos, fue el que le dio el gran impulso. Fue un enorme autor y compositor, recorrió muchos escenarios como cantor, y puso al género en el mapa grande del folklore argentino, ocupado antes casi exclusivamente por la zamba del noroeste.

Su muerte produjo un importante vacío, y a poco de ocurrida, varios de sus descendientes se dieron a la tarea de homenajearlo, rescatando sus canciones -las conocidas y las no tanto-, chacareras y también muchas zambas. Con su hijo Peteco, sin dudas el más popular de la zaga, al frente del proyecto, se unieron para hacer una serie de conciertos que recorrieron muchos escenarios del país. Roxana, Graciela, Demi y algún otro integrante del clan, todos cantantes y ligados a Carabajal padre por diferentes lazos sanguíneos, fueron las otras caras visibles.

Con la filmación de muchas horas de recitales, Peteco pensó que era además el momento de poner todo en una película. Se unió al director Miguel Miño,. y juntos construyeron un film que está a mitad de camino entre el documental y el tributo, entre el análisis musical y el entretenimiento, entre la realidad y la ficción. Pese al título, el eje de la película no está tanto en la chacarera como en la figura de don Carlos, que sobrevuela todo aunque aparezca relativamente poco en imágenes de archivo. En verdad, el homenaje se va construyendo a partir de opiniones variadas de historiadores y músicos, de fragmentos de los conciertos de la gira evocativa y de algunos momentos de ficción que son la parte más floja. Los temas que cruzan esa ficción son la "Salamanca" (el diablo), las dificultades sociales de los trabajadores rurales, los conflictos culturales, los sueños de triunfo con la guitarra y el canto, etcétera. Es entonces cuando fallan un grupo de personas, entre las que hay niños, que muestran su falta de entrenamiento para la actuación y que además tienen que decir -como escolares de primaria- textos muy estereotipados.

Así como resultó, "Chacarera" es un producto excelente para quienes gustan de Peteco Carabajal y de sus parientes, quienes conocen la obra de Carlos y pueden corear sus canciones, y quienes disfrutan de ver la cocina de la construcción de un repertorio a partir de sentimientos muy profundos. Lo documental sobre la música y aún sobre la vida del homenajeado, queda más deslucido. Y lo ficcional merece un respetuoso olvido.