César debe morir

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Teatro en una cárcel romana

Es un documental, que mezcla elementos ficcionales, para mostrar cómo funciona un taller de teatro en la cárcel de Rebibbia, en Roma. A través de lo que los presos cuentan, el espectador y el director de la obra, se enteran de por qué esos hombres están detrás de las rejas.

La nueva película de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani (‘Padre padrone’, ‘La noche de San Lorenzo’, ‘Kaos’), es un documental, que mezcla elementos ficcionales, para mostrar cómo funciona un taller de teatro en la cárcel de Rebibbia, en Roma.

‘César debe morir’, enfoca la preparación del estreno de ‘Julio César’ de William Shakespeare, que Fabio Cavalli, director de la institución carcelaria, les propone ensayar y representar a los presos que quieran hacerlo, para luego darla a conocer en el teatro de la prisión.

Los que deciden participar, deberán pasar por un casting, en el que tendrán que decir en voz alta, sus nombres, si tienen familia y por qué están en la cárcel. La mayoría acepta y los ensayos se ponen en marcha.

A través de lo que los presos cuentan, el espectador y el director de la obra, se enteran de por qué esos hombres están detrás de las rejas. La mayoría integraron una banda de criminales organizada, o están ligados al narcotráfico.

LA PREPARACION
Pero eso a Fabio Cavalli, el director de la obra, no le importa, para él, a medida que comienzan los ensayos, los presos pasaran a ser un grupo de actores, a los que tendrá que guiar en sus papeles. Giovanni Arcuri es elegido para hacer de César y Salvatore Striano, será Bruto su fiel servidor.

La versión de Cavalli, se apoya en que César luego de vencer a Pompeyo y regresar a Roma, ambiciona abolir la República y adueñarse del poder. A partir de esa sospecha se arma una conspiración para asesinarlo y el elegido para hacerlo es Bruto. Ganadora del Oso de Oro, en Berlín y el David de Donatello, en su propio país, ‘César debe morir’, es un drama contundente, en el que los hermanos Taviani, consiguen que el arte del teatro se fusione con la vida misma.

Por momentos, los textos de Shakespeare, despiertan en los presos viejos rencores, que se fusionan en los ensayos de la obra, para adquirir nuevos matices dramáticos, muy verosímiles y si se más quiere trascendentes, por el énfasis que los ‘actores’ le aportan a sus personajes.

HOMBRES LIBRES
El empleo del blanco y negro, para la mayoría de las escenas que forman parte del contexto carcelario y el color, durante la representación, en que los presos por un instante se convierten en ‘hombres libres’, le otorgan al filme, un impacto de áspera poesía.

El contraste que se produce cuando los presos dejan sus papeles y luego de recibir el contundente aplauso del público en el teatro de la cárcel, deben volver a sus celdas, los Taviani lo subrayan a través de una frase -‘desde que me familiaricé con el arte, la celda se volvió una prisión’-, que dice Giovanni Arcuri, que, como se dijo, cubre el papel de César.

Salvatore Striano (Bruto), intensifica su actuación a través de constantes matices melodramáticos. En otros papeles se destacan, Antonio Frasca (Marco Antonio) y Vincenzo Gallo (Lucio).