Cerro Bayo

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

A través de un film sencillo pero magistral, la guionista y directora
Victoria Galardi demuestra, con tan sólo dos largometrajes en su haber, una categoría de cineasta nacional de primer nivel. Presentando un segundo film de su total autoría –su ópera prima, la notable Amorosa Soledad, estuvo codirigida- esta realizadora maneja con absoluta fluidez todos los elementos inherentes al lenguaje cinematográfico, redondeando con Cerro Bayo una pieza sin mayores pretensiones, salvo la de de lograr una estupenda e impecable narración. Ambientada en el sur turístico de nuestro país, en un pueblo anodino que vive de los visitantes, al pie del cerro que le da nombre al film y en vísperas de la temporada de esquí, la mujer más grande de una particular familia, decide suicidarse. A partir de allí, con la abuela internada y sin respuesta cerebral, un verdadero cisma familiar afectará decisivamente a ellos y a la comunidad. Este núcleo central engloba una serie de pequeñas historias que se siguen con gran deleite, combinando las mejores virtudes del cine de autor con toques de un cine más entrañable y acaso popular. Con algunas escenas antológicas, como el desfile de chicas aspirantes a princesa del pueblo o la firma de un contrato de venta de un terreno familiar, Cerro Bayo construye sin pausas una obra de excelencia, incluyendo un cierre en el que la emoción no está para nada ausente. Un andamiaje sostenido a la perfección por un elenco formidable, en el que hasta el más breve personaje aporta verosimilitud y creatividad.