Centro

Crítica de Diego Lerer - Clarín

Las callecitas de Buenos Aires...

Documental de Sebastián Martínez sobre el microcentro porteño.

Centro es un estudio en imágenes y sonidos de una zona clásica de Buenos Aires (el microcentro, delineado por el largo de las peatonales Lavalle y Florida), que es un universo tan complejo como transitado, tan observado como asimilado, al punto que la gran mayoría de los porteños que han pasado muchas veces por allí sienten que lo conocen de memoria cuando, en realidad, no se han detenido mucho a mirarlo.

Para los que -por diversas circunstancias- lo hemos hecho, Centro , documental de los llamados “observacionales”, dirigido por Sebastián Martínez, ofrece descubrimientos, incógnitas, sorpresas y también clichés, zonas obvias. Hay una mirada que intenta incluirlo todo, de personajes a lugares geográficos precisos: vendedores ambulantes, locales de ropa, cines viejos, nuevas e ignotas iglesias, vendedores, profesores de tango.

En ese muestreo enorme de “íconos” hay hallazgos, pero también la extraña sensación de que, más allá de sus enormes diferencias con un documental convencional, Centro puede terminar resumiendo Buenos Aires de una manera no tan distinta de lo que lo haría un folleto turístico.

Lo que más atrapa del filme es su punto de vista. No tanto lo que mira sino cómo lo mira, cómo mezcla sonidos e imágenes, reflejos de la calle en las vidrieras y puntos de vista inusuales. Lo mismo pasa con algunos personajes, como los dos nostálgicos de la “Lavalle de los cines”, los que conversan en una peluquería o el hombre que ensaya y luego hace un rito religioso. Y el atractivo del filme pasa por ahí: no por haberlos descubierto (hay que estar muy alienado en la ciudad para no ver gran parte de las cosas que se muestran), sino por elegir un original modo de retratarlos.

La sinfonía urbana que es Centro tiene esa lógica de viaje del día hacia la noche y los personajes que muestra también se suman esa cronología. Ver ese “doble fondo” del centro porteño -oficinas de casas de cambio, lustradores de monumentos, gente que pega posters en los cines- tiene ese atractivo del detrás de la escena. Un atractivo que, mal que le pese al filme, también refuerza, en su variopinta diversidad, todos los lugares comunes que este Centro exhibe. Algo así como una lateral y extrañada manera de decir “así es mi Buenos Aires...”.