Cenizas del pasado

Crítica de Walter Monzón - Cinergia

Deudas del pasado

Si mencionamos el nombre de Jeremy Saulnier es muy posible que nadie lo ubique por estas tierras, dado que es un completo desconocido para hasta los más conocedores, y Blue Ruin (Cenizas del pasado) es el primer film dirigido por él que se estrena en el país; eso claro, si descontamos la efímera presentación que tuvo su opera prima Murder Party en el festival Buenos Aires Rojo Sangre allá por su edición del 2008.
Para quien haya tenido la suerte de ver Murder Party se llevará una gran sorpresa al ver el nuevo trabajo de este novato director, y es que su evolución queda a la vista de cualquiera. Sacando de lado el mayor presupuesto que para su anterior producción, esta película marca un antes y un después en la carrera de Saulnier ya que es el primer film en donde se puede interpretar su carácter y técnica de forma completa.
La historia nos mantiene al filo de la intriga a su manera, con una narración un tanto lenta y sin uso de musicalización alguna lo cual acentúa el carácter más que serio del relato. Es este mismo carácter tan marcado en el film el cual puede que lo haga un tanto difícil de digerir a ciertos sectores del público que estén mucho más acostumbrados a relatos de resolución exprés y efectista. No nos encontramos ante una cinta super lenta y aburrida: nada más lejos de eso, pero creo adecuado aclarar que para cierto público tal vez no sea la opción más adecuada, aun con el fuerte factor de violencia que contiene por momentos la película, que seguro será más para el disfrute de unos que de otros.
Cabe destacar el magnífico trabajo que ha hecho Saulnier no solo con la dirección si no con el guion y la fotografía del film. Esta última sin asombrar ni impactar, llama la atención a su manera y llega a brindarnos varios bellos planos que acompañan la más que correcta iluminación del resto del film.
El otro factor importante que tiene Blue Ruin es la muy buena actuación de Macon Blair quien ya ha trabajado anteriormente con Saulnier en la mencionada Murder Party y que al igual que él, se nos presenta casi por primera vez al público argentino de una gran manera, y en un papel que nos demuestra una gran versatilidad durante el transcurso del relato y que ahonda de muy buena manera en una personalidad de constante y necesaria evolución.

Si algo hay que decir de Cenizas del pasado es que difícilmente decepcione a quien la vea, puede parecer menos o más ante cada distinto espectador, pero realmente son pocas las objeciones que se le pueden hacer a este film, que sin grandes pretensiones cumple en darnos un buen y correcto entretenimiento de calidad.