Cazadores de sombras: Ciudad de hueso

Crítica de Ignacio Andrés Amarillo - El Litoral

Histeria teen en el inframundo

Con “Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso” arranca una nueva saga juvenil, de las que nacen en los libros (en este caso de la autora Cassandra Clare), como las que arrancaron con “Crepúsculo” y sirven para poner jóvenes bonitos de ambos sexos en pantalla: después vinieron “Soy el Número Cuatro”, “Percy Jackson” y demás (entre esos productos descolló “Los Juegos del Hambre”, destacada creación de Suzanne Collins, cuya segunda parte está cerca del estreno: chicos lindos pero con profundidad).

En cuanto al filme que venimos a comentar, podríamos decir que está muy bien llevado, que atrapa al espectador y genera empatía con los protagonistas, gentileza seguramente del elenco, de la dirección de Harald Zwart y el guión de Jessica Postigo Paquette. El problema es la repetición de tópicos demasiado vistos en la industria cultural de nuestro tiempo.

Preparemos la sopa: un submundo fantástico oculto para la gente común como en “Harry Potter”; una guerra eterna en ese contexto, como en “Inframundo” (y lo que ya parece normal: que hombres lobo y vampiros no se quieran); un ambiente de histeria y trío adolescente entre seres sobrenaturales, como en “Crepúsculo”; una heroína elegida que parece frágil pero trae sorpresas, como en “Buffy la Cazavampiros” (que de paso se le adelantó a los crepusculares en lo antedicho); un villano con una relación familiar a lo “Star Wars” (Anakin-Luke-Leia); y condimentamos con una estética gótica con cuero, botas, sobretodos y borcegos, como en varios de los productos mencionados. También tenemos alguna canción comercializable que irrumpe en un lugar previsible, como cuando el sello Wind Up metía a sus artistas en películas como “Daredevil” o “Elektra”.

Una chica especial

La cosa va más o menos así: Clary Fray es una chica un poco rara que vive con su mamá, Jocelyn, una pintora viuda, y Luke, el compañero de ésta. Tiene un amigo más raro llamado Simon, el típico amiguito que bebe los vientos sin que la chica se dé cuenta. Ella empieza a preocuparse porque hace mucho un dibujito, que pone nerviosa a su mamá. El día de su cumpleaños llega a la puerta de un boliche en el que ve el chirimbolo misterioso... pero sólo lo ve ella. Un muchacho dice que la dejen pasar, sólo para ver cómo un grupete de jóvenes ejecuta al que la hizo entrar.

Mientras tanto, su casa es atacada, con consecuencias que cambiarán todo el contexto. Nos enteraremos con Clary de la existencia de los Cazadores de Sombras, una orden que lucha con los demonios del mundo, descendientes de cruzados que bebieron la sangre del ángel Raziel de un cáliz mítico llamado Copa Mortal. En ese mundo se meterá de la mano de Jace, un guerrero algo metrosexual que se hace el distante todo el tiempo. Ahí ya está cantado el trío conflictivo, a los que se sumarán otros que incluirán atracciones entre muchachitos, como para ponerle un poco más de exotismo o mostrar lo que hemos avanzado (o porque parece que cierto franeleo entre galanes llama la atención a algunas espectadoras).

Mientras Clary descubre su verdadera identidad se iniciará una lucha por la Copa Mortal, a través de la cual se cruzará con diversas especies sobrenaturales (de las cuales no se explica tanto) y enfrentará al verdadero villano, que por supuesto es alguien que se entregó al Lado Oscuro. En el medio, algún besito, ninguna concreción de la pulsión sexual y el descubrimiento de que la música de Johann Sebastian Bach pone como locos a los demonios (en particular “Las Variaciones Goldberg”, BWV 988 en el catálogo).

Gente linda

Destacadas ya las virtudes de la realización, el diseño de producción a cargo de François Séguin y la banda sonora (con Demi Lovato como el nombre más fulgurante), el atractivo obviamente pasa por la gente linda del elenco, que le pone su onda para que todo funcione.

Lily Jane Collins, retoño del peladito Phil, da muy bien para heroína categoría mosca (por cierto: tiene una onda a hermanita menor de Eliza Dushku, la Faith de “Buffy”). Sus pretendientes serán Jamie Campbell Bower como el lánguido Jace y Robert Sheehan como el mundano Simon. Kevin Zegers (Alec), Jemima West (Isabelle) y Godfrey Gao (el hechicero Magnus Bane) son los otros muchachos que completan la fauna.

Los adultos parecen los hermanos mayores más que los padres: allí están Lena Headey (Jocelyn), Aidan Turner (Luke) y un irreconocible Jonathan Rhys Meyers (el oscuro Valentine). Por encima de esa edad, sólo CCH Pounder (la peculiar vecina Dorothea) y Jared Harris (Hodge, el jefe de los Cazadores), con unos personajes bien secundarios.

En definitiva: una nueva saga adolescente con poco trasfondo y mucho ya visto. Pero dicen por ahí que la magia del amor es poder vivir como nuevo aquello por lo que ya hemos pasado...