Cazadores de sombras: Ciudad de hueso

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

No sólo para fans de exitosa saga literaria

Tal vez los millones de ávidos lectores adolescentes de las novelas de Cassandra Clare tengan sentimientos encontrados al ver esta primera adaptación al cine de una saga que ya casi va por la media docena de libros, sin contar la serie paralela que funciona como precuela de este universo mucho más dark, gótico y auténticamente imaginativo y terrorifico que cualquier otro fenómeno editorial previo del género "literatura fantástica juvenil".

Es que esta película tan esperada por los fans de la novela, por un lado logra plasmar de manera formidable ese universo paralelo de ángeles cazadores de demonios a los que se suman criaturas sobrenaturales de todo tipo- que conviven con la gente "mundana", pero por otro lado, el guión no se toma tan en serio el asunto como si se tratara de una adpatación de Dostoievski.

El director noruego Harald Zwart, conocido por comedias familiares hollywoodenses como "La pantera rosa 2" (es decir, la secuela de la remake moderna del clásico de Blake Edwards) o "Agente Cody Banks" (pero también productor de la reciente "Kon Tiki") evidentemente es un fan a muerte del cine fantástico de la década de 1980, la época gloriosa con hombres lobos americanos en Londres, gremlins, enigmas de otro mundo, y todo tipo de fuerzas siniestras, ya sea del espacio exterior, del más allá o donde sea.

Por eso, luego de cuatro minutos de escenas tan serias que dan miedo, sobre todo al espectador ajeno al fenómeno literario, la película explota con un homenaje a John Carpenter que no sólo está perfectamente incluido en la historia, sino que además es de lo mejor que se haya hecho en este tipo de homenaje cinéfilo. Luego, durante los siguientes 120 minutos hay de todo, incluyendo clips musicales hiper kitsch para escenas románticas, vueltas de tuerca melodramáticas que redoblan cualquier parentesco sorpresivo o amor incestuoso de "Star Wars", más guiños a John Landis, Tobe Hooper, Joe Dante, Sam Raimi, el humor lunático de Spielberg y Zemeckis, y hasta el Ridley Scott de "Leyenda", Y lo mejor es que no hace falta ser un freak del cine de culto para disfrutar los climax cinéfilos que propone Zwart.

Como nadie es perfecto, a su película le falta, entre otras cosas, un mínimo de sensatez. Este es un disparate memorable, que puede funcionar muy bien si el espectador percibe cada nuevo paso hacia el delirio como parte de una progresiva catarata de gags visuales y estilísticos en medio de eficaces escenas de auténtico terror y superacción, y no como un exabrupto incongruente.

Pero de lo que no cabe duda es de que hay una aspecto muy serio en el film: el concepto formal de cada detalle del arte, la fotografía, y sobre todo, en momentos culminantes del armado de climas para describir la cosmogonía de Cassandra Clare, utilización de recursos del mejor y más genuino cine a secas. Basta decir que la combinación escandinava de música y dirección de fotografía (gentileza de Atli Örvarsson y Geir Hartly Andreassen) funciona como rigurosa contrapartida de los aspectos menos serios. Tal vez éste sea uno de los factores que equilibran "Cazadores de sombras" como adaptación de un libro idolotrado en 36 idiomas por una horda de seguidores incondicionales. Los lectores y lectoras- seguramente apreciarán el elenco que por momentos parece ser una versión gótica y felizmente, bastante sexy- de Barbie y Ken. Finalmente, no hay manera de no recomendar una película donde una beldad vestida con ceñido latex y cuero negro hace estragos armada con el más poderoso lanzallamas.