Cato

Crítica de Patricio Ferro - Loco x el Cine

Cato es una película protagonizada por Tiago Pzk, una de las figuras más importantes de la llamada música urbana argentina. Opera prima de Peta Rivero y Hornos, también guionista junto a Javier De Nevares, completan el elenco Alberto Ajaka, Rocío Hernández, Azul Fernández, Magela Zanotta y Daniel Aráoz, entre otros.

La historia se centra en Cato (Tiago Pzk), un joven de condición social humilde que sueña con convertirse en estrella de trap. Pero que toma una mala decisión, que lo involucra de forma directa en un caso policial que pone en juego su futuro mientras se le presenta la posibilidad de grabar su primera canción.

Es importante rescatar la puesta en escena neorrealista, en las que se aprovecha el Dock Sud para documentar el contexto social donde transcurre la historia, porque forma parte del conurbano bonaerense, de donde surge este tipo de música urbana con sus diferentes estilos. A lo que hay que sumarles algunos planos secuencia interesantes que otorgan dinamismo al relato acompañando a los personajes. Aprovechando así los recursos técnicos que hacen notar la diferencia de calidad de los productos de Patagonik Film Group por sobre el resto del cine nacional.

Pero el principal problema está en su protagonista, ya que el conflicto moral al que se enfrenta Cato es demasiado complejo para un actor principiante como es Tiago Pzk, a quien además no se le entiende cuando habla porque no vocaliza de la misma forma con la que canta. Un caso opuesto al «polaquito» de Daniel Ayala, con quien comparte una puesta en escena similar, por citar otro ejemplo dentro del cine argentino reciente. Y que queda en evidencia frente al muy buen trabajo de Rocío Fernández, como su hermana, Azul Fernández, su novia con la que tiene una relación tóxica y el comisario que interpreta Alejando Ajaka.

En conclusión, Cato es una película que no funciona a pesar de sus buenas intenciones, ya que su resultado final es muy desparejo. Porque su interesante dirección de fotografía, y las buenas actuaciones de algunos personajes secundarios se ven deslucidas por la mala actuación de su protagonista, y la distracción que genera la peluca de Daniel Aráoz. Pero a su vez da la esperanza de que Peta Rivero y Hornos, su director, aprenda de sus errores y profundice sus virtudes en sus próximos trabajos como director.