Cartero

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Ni la lluvia, ni la nieve

El marco de sus eventos (la Argentina de fines de los 90) está presente en Cartero, pero siempre sutil, nunca atrayendo la atención sobre si mismo.

La trama aporta momentos de gracia tales como la codificación mediante palabras soeces del correo para un programa de televisión, o momentos desgarradores como el protagonista haciéndole llegar un telegrama de despido a un hombre que -naturalmente- pone el grito en el cielo y le cierra la puerta en la cara.

Del mismo modo que en Rocky, hay una clara intención de que conozcamos ese universo del correo en profundidad, donde reinan tanto la camaradería como la corrupción. Y es esa búsqueda casi documental la que nos lleva orgánicamente al objetivo dramático y el motor emocional del protagonista, haciendo que el espectador se preocupe por su destino.

Tomás Raimondi entrega una interpretación llena de inocencia y pureza, esas que hacen que se gane nuestro cariño casi inmediatamente. Tanto en los momentos de interacción con los desconfiados colegas de su personaje, como en sus momentos de soledad. Por ejemplo, cuando ve en un cine prácticamente abandonado la película Soñar, Soñar de Leonardo Favio y luego se ve impulsado a repetir el “antes muerto que vencido” de Gianfranco Pagliaro.

Si bien es al italiano a quien imita, uno no puede dejar de pensar que su travesía tiene puntos de contacto con la que realizó el personaje de Carlos Monzón en aquel film.