Cartero

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

El mundo es rudo y la Argentina complicada. Dentro de ese convulsionado clima económico y social de los años menemistas, donde las privatizaciones asolaban a los trabajadores de cualquier especialización, provocando despidos y cierres de empresas, llega de un pueblo Hernán Sosa (Tomás Raimondi), un joven con intenciones de abrirse paso dentro de la sociedad y del mundo laboral. Viene a estudiar en la universidad pública y, gracias a una recomendación, entra a trabajar al Correo Argentino.

Esa es la historia que presenciamos en el film, y que es una especie de espejo de lo que transitó por esa época el realizador Emiliano Serra.

Gracias a su experiencia podemos observar la trastienda de un correo. Cómo trabajan, se esfuerzan, manejan códigos internos que hay que respetar, y los celos, que obnubilan las mentes de los compañeros. Porque cuando arriba Hernán, con su sangre joven, lleno de energía, dispuesto a aceptar contratos precarios, ellos ven peligrar sus puestos de trabajo.

Lo aceptan como uno más a regañadientes. Sánchez (Germán de Silva) es su maestro y tutor, aunque no le guste. Es un veterano que se las sabe todas y tiene mucha calle.

La película se centra exclusivamente en la vida de Hernán, cómo aprende el reparto, y se hace conocido en las dos calles que le toca caminar diariamente. También lo vemos estudiando y yendo a la facultad. Él vive solo en una pieza derruida de una humilde pensión. Pero tiene un deseo, que se convierte en una obsesión: Yanina (Macarena Suárez), una chica de su pueblo que, como él, vino a probar suerte en la gran ciudad. Ella trabaja en un edificio cerca del recorrido que le toca hacer, la sigue siempre que puede, pero no se anima a encararla.

La narración es corta. Bien actuada. Hay pocos diálogos, muchas acciones. De algún modo, por las buenas o por las malas, siempre le enseñan algo al novato. El elenco cumple con lo que se pretende de ellos, dentro de los cuales, hay unas caras famosas que participan en breves escenas.

En un par de ocasiones suena una música incidental, recién al final se escucha una canción cantada que reafirma lo visto. Lo importante pasa por las imágenes y transmitir lo más fielmente posible, los sentimientos y experiencias de Hernán.

El protagonista se adaptó rápido a las exigencias. El empeño y el cansancio se van acumulando, pero eso no es un problema sino su anhelo, que no lo hace razonar con la debida inteligencia.