Cartas para Jenny

Crítica de Marcela Barbaro - Subjetiva

Lugares comunes

En el marco de la quinta edición del Festival Internacional de Cine Judío en la Argentina (Ficja), organizado por Luis Gutmann y presentado por AMIA, se produjo el preestreno mundial de Cartas para Jenny, de Diego Musiak (Historias clandestinas en La Habana, Te besaré mañana). Como en sus films anteriores, el amor vuelve a ser el tema central a partir del cual surgen los conflictos dramáticos.

Jenny (Gimena Accardi) está celebrando su Bar Mitzvá junto a familia y amigos. Pero falta su madre, quien fallece prematuramente. Su padre (Martín Seefeld) le cuenta que su madre le dejó escritas varias cartas para ser abiertas en las distintas etapas de su vida: cuando tenga un hijo, cuando se case, cuando tenga un problema etc.

Mientras Jenny crece y su historia avanza la vemos utilizar las cartas para enfrentar sus miedos y sus conflictos. A través de ellas, enfrentará un proceso madurativo y evolutivo que culminará en Israel.

Según Musiak “el amor es el mayor elemento en el universo de los afectos”, pero el amor en la película si bien está fuertemente ligado a la figura materna, se relaciona y se mezcla todo el tiempo con la pérdida y el abandono, donde está latente el miedo a la finitud del amor. Si bien, el drama se ciñe a ese universo de encuentros y desencuentros, de fragilidades reales, tiene la connotación negativa de aferrase desde el guión y con algunos subrayados demasiado evidentes de Musiak, a tópicos muy comunes. Los mismos, que en el desarrollo del relato se vuelven evidentes y esperados.

Rodada en San luis, España e Israel, Cartas para Yenny es un film bien intencionado desde lo sentimental, que por momentos roza con lo näif, pero eso sí, alojado cómodamente en el territorio de los lugares comunes.