Carrie

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Carrie (1976) es un notable clásico de los años 70. Disparó la carrera de Brian De Palma, Stephen King y Sissy Spacek, y marcó un hito en la historia del cine de terror. Desde entonces han habido numerosos intentos de recrear / secuelizar / reciclar la historia, ninguno de los cuales llegó a la altura del filme de De Palma, fuera Carrie 2: La Furia (1999), la versión televisiva del 2002, o incluso la bizarra versión teatral montada en Broadway, la cual fué cancelada después de tan sólo 5 representaciones. Ahora llega esta remake a cargo de Kimberly Peirce, la directora de la oscarizada Los Muchachos No Lloran (1999), y la cual supone una opción interesante para manejar el proyecto. Y mientras que las perfomances son sólidas, la historia es correcta y el filme en general es impecable, por otro lado languidece al lado del clásico de De Palma. Esta Carrie es mas una tragedia familiar que un filme de horror, y en ningún momento despliega alguna escena de shock que le brinde un poco de personalidad propia.

No recuerdo con fidelidad la versión 1976, pero algunos cambios son evidentes. La lapidación con tampones ahora es filmada con iPhones y levantada a YouTube, se muestra bastante mas sangre (en especial la sangre menstrual después del incidente en las duchas), y la protagonista es bastante mas rebelde que la versión de Sissy Spacek, aunque ese avispamiento se contradice con el horror del desconocimiento producido ante la llegada del primer período - mientras que hay momentos en que Carrie se comporta como una pavota, por otra parte es capaz de discutir con autoridad (y de igual a igual) con su enfermiza madre, amén de saber a la perfección cómo hacerse un vestido moderno y maquillarse como una modelo al final del filme -. En todo caso es un problema de consistencia del guión, que a veces sigue con demasiada fidelidad la versión 1976 (en la cual la protagonista era mucho más naif) y en otras se ve obligado a actualizar porciones del personaje que resultan contradictorias con el resto. En un momento Carrie usa como una experta Internet y se empapa con todos los libros posibles sobre el tema de la telekinesis... pero desconoce para qué sirve una toallita femenina.

Mientras que todo es muy correcto, por otra parte uno siente que se ha perdido toda la sensación de paranoia que padecía la Spacek en el filme original. El ambiente estudiantil no resulta asfixiante, la madre ultrafanática no aparece tanto como debiera y, lo que es peor, Carrie ya posee sus poderes al comienzo del filme, aunque éstos actuan de manera descontrolada e inconsciente. Mientras que en el filme de De Palma las cosas iban in crescendo y con cierta sutileza - a final de cuentas la telekinesis era un triunfo personal de la protagonista -, acá la Moretz se transforma en una especie de Jean Grey desatada de una escena a la otra. Hay un excesivo regodeo en la demostración de poderes de manera temprana, lo que diluye el impacto del drama. Por otra parte cuando llegamos al desenlace trágico - el baile de graduación, el cual (hay que admitirlo) está filmado como los dioses y me pareció más intenso que el climax de De Palma -, la Moretz despierta menos compasión que la Spacek y no se transforma en un ángel vengador sino en una auténtica sicópata que se regodea con el caos y la destrucción. En su furia no duda en lastimar incluso a quienes la apoyaban, y aunque los efectos especiales son formidables y las escenas están rodadas con talento, uno siente que algo se ha perdido en la traslación... como si hubiera una distancia entre el público y la protagonista.

Me gustaron mucho las perfomances, en especial la de Julianne Moore (que se ve siniestra y decrépita), y la de Ansel Elgort, que le saca mucho lustre a un papel pequeño como es la del muchacho que lleva a Carrie al baile. Por su parte la Moretz es buena actriz y parece un patito mojado cada vez que la amedrentan en el colegio... pero hay algo que no funciona, y quizás sea el hecho de que se ve como una caricatura perteneciente a otro tiempo. Quizás habría sido mejor repensar el personaje para este nuevo milenio, en vez de trasladar una chica timida y harapienta - el cual era un concepto funcional en los años 70 - a esta época. Quizás esas contradicciones internas - sumado al énfasis en el drama en vez del horror - hacen que el filme se sienta tibio, amén de que la directora Peirce carece de la imaginería visual de un De Palma. Sin dudas el climax es inspirado pero se precisaba mas virtuosismo en los segmentos previos.

Como entretenimiento, Carrie 2013 es sólido. Lástima que no asusta o impacta, y que sólo se trata de un trabajo prolijo sin mucho vuelo creativo. Se precisaba un artesano más arriesgado, alguien que pusiera el énfasis en los aspectos tortuosos de la historia y los aggiornara con más inspiracion, en vez de jugar a lo seguro e ir por el costado serio y dramáticamente chato, el cual no ofende pero tampoco deja huella.
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