Carol

Crítica de Fernando Casals - Revista Meta

OH CAROL

Una mirada a través de un negocio lleno de gente. Una mano descansa en un hombro, un poco más de lo esperado. Una conversación de palabras en código. Eso es todo. En el Estados Unidos de la era McCarthy los hombres y mujeres homosexuales se vieron obligados a seguir las normas sociales, lo cual significaba permanecer atrapados en el closet. Es en este contexto en el que Terese (Rooney Mara) y su nueva clienta Carol (Cate Blanchett) establecen la relación que marcará sus vidas, en la adaptación de la novela de Patricia Highsmith dirigida por Todd Haynes.

Mientras Terese y Carol viven su amor todavía a escondidas, su deseo de gritarlo a los cuatro vientos difícilmente podría ser más claro. El film y la novela, reconocen la imposibilidad de un romance lésbico en ese momento -los 50’s- pero deciden evitar el trágico final de costumbre.

Haynes hace un trabajo extraordinario, “Carol” es una película sin un rastro de guiño barato, golpe bajo o malicia y que luce -además- como un cuadro en movimiento de Edward Hopper.

Han habido muchas películas en los últimos años que han tocado en la experiencia gay, algunas llegaron a un público masivo, y otras no. “Carol” no parece un elemento de influencia social en este sentido, tal vez su público sean fieles ya convertidos. Su sutileza inherente habla volúmenes y es un claro recordatorio de la persecución de la sociedad y las injusticias que todavía abundan en la comunidad. El romance que “Carol” cuenta se va quemando lentamente y cuando explota ilumina y acaricia el intelecto y el corazón.